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Subjetividades. Abordajes teóricos y metodológicos

Resumen

Esta obra compuesta por ocho capítulos de diversos autores, presenta diferentes enfoques y maneras de asumir lo que se entiende por subjetividad y las opciones metodológicas para su abordaje desde nuestro contexto particular colombiano, con lo que aportamos en la construcción de la psicología social latinoamericana y con ello en el diálogo académico sur-norte. Con esta obra, editores y los autores esperan contribuir al fortalecimiento de una comunidad académica de psicólogos y psicólogas sociales que se preguntan por algunos de los fenómenos y problemáticas más apremiantes de la sociedad actual, con el ánimo de generar algunas reflexiones teórico-metodológicas para aportar en su comprensión.

Palabras clave: Subjetividad, sujeto, psicología social, Colombia, América Latina.

Theoretical and Methodological Approaches to Subjectivities

Abstract

This work has eight chapters by different authors presenting various approaches to defining subjectivity and presenting methodological options for considering it in the Colombian context and for contributing to the construction of a Latin American social psychology and subsequently to a South-North academic dialogue. The editors and authors hope to strengthen the community of social psychologists who are examining some of the most pressing phenomena and problems of today’s society, and to generate theoretical-methodological reflections that will contribute to understanding them.

Key words: Subjectivity, subject, social psychology, Colombia, Latin America.

Citación sugerida

Díaz Gómez Á., González M. I. y Arias Rodríguez G. M. (eds.) (2017). Subjetividades. Abordajes teóricos y metodológicos. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (Ascofapsi).

DOI: doi.org/10.12804/tm9789587388626

 

SUBJETIVIDADES

ABORDAJES TEÓRICOS Y METODOLÓGICOS

ÁLVARO DÍAZ GÓMEZ

MARÍA ISABEL GONZÁLEZ

GINA MARCELA ARIAS RODRÍGUEZ

Editores académicos

Subjetividades. Abordajes teóricos y metodológicos / Álvaro Díaz Gómez, María Isabel González, Gina Marcela Arias Rodríguez

x, 179 páginas. -- (Colección Textos de Psicología)

Incluye referencias bibliográficas.

Subjetividad / Psicología social / I. Díaz Gómez, Álvaro / II. González, María Isabel / III. Arias Rodríguez, Gina Marcela / IV. Universidad del Rosario. Escuela de Psicología / VI. Asociación Colombiana de Facultades de Psicología / VII. Título / VIII. Serie

302. SCDD 20

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

JDA  Diciembre 12 de 2016

Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995

 

 

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Colección Textos de Psicología

 

© Editorial Universidad del Rosario

© Universidad del Rosario, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, Programa de Psicología

© Ascofapsi

© Varios autores

 

 

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 No. 12B-41, of. 501 • Tel.: 2970200 Ext. 3114

Bogotá, Colombia

editorial.urosario.edu.co

Primera edición: Bogotá, D.C., mayo de 2017

 

 

ISBN: 978-958-738-861-9 (impreso)

ISBN: 978-958-738-862-6 (epub)

ISBN: 978-958-738-863-3 (pdf)

DOI: doi.org/10.12804/tm9789587388626

 

 

Coordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo: David Reyes

Diagramación: Martha Echeverry

Diseño de cubierta: Miguel Ramírez, Kilka DG

Desarrollo ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

 

Hecho en Colombia

Made in Colombia

 

 

Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen a la universidad ni sus políticas institucionales.

El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar los altos estándares académicos. Para conocer las políticas completas visitar: editorial.urosario.edu.co

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

 

Presentación

La Asociación Colombiana de Facultades de Psicología —Ascofapsi— tiene como una de sus estrategias y formas organizativas, la constitución de redes, una de ellas es la de Psicología Social y Crítica que en su recorrido ha logrado la publicación y difusión de textos académicos con el ánimo de contribuir en los debates sobre los problemas más acuciantes de nuestra sociedad. Así, en el año 2010 bajo el liderazgo de Olga Lucía Obando como compiladora se publicó el libro Psicología social crítica: aportes y aplicaciones sobre lenguaje, ciudadanía, convivencia, espacio público, género y subjetividad; en el mismo año, Álvaro Díaz Gómez como editor se dio a la tarea de motivar las reflexiones sintetizadas en el Monográfico sobre psicología política, publicado en el número trece de la revista Perspectivas en Psicología; para el año 2013 Óscar Navarro en el rol de compilador lideró el proceso del libro Psicología social: temas teorías y aplicaciones; finalmente, en el año 2015 Eduardo Moncayo y Álvaro Díaz adelantaron el proceso de edición y publicación del libro Psicología social crítica e intervenciones psicosociales. Reflexiones y experiencias de investigación.

Cada uno de esos textos evidencia intereses académicos y tendencias reflexivas que bien pueden demarcar un perfil o un horizonte teórico-metodológico sobre temas y problemas que aborda y constituyen el área de la psicología social en Colombia.

Por ser horizonte, este no se agota, sino que se presenta como posibilidad para seguir andaduras particulares. Por ello, en el encuentro de la Red de Psicología Social y Crítica realizado en el año 2014 en la Universidad del Rosario en la ciudad de Bogotá, el conjunto de colegas que constituimos la Red, decidimos continuar con esta línea reflexiva y de publicación que demarca cierta tradición emergente de esta comunidad académica. Fue así como se convocó a los integrantes de la Red para que presentaran un resumen de su potencial artículo con la intención de tener un bosquejo de lo que podría ser el libro.

Llegaron veintinueve propuestas, que fueron sometidas a una primera lectura para evidenciar que el contenido cumpliera con los criterios previamente establecidos y conocidos por los participantes de: ser producto de una investigación; versar sobre el tema “subjetividades: abordajes teóricos y metodológicos”; expresar la voz y experiencia de los investigadores integrantes de la Red en psicología social y crítica; asumir los criterios normativos establecidos desde la editorial de la Universidad del Rosario; ser escritos desde cualquier enfoque de la psicología social y crítica, así como desde cualquier opción metodológica implementada. Fueron aprobadas diez iniciativas para ser escritas de manera amplia y en el formato de un “capítulo de libro”. Tres meses después, se recibieron las propuestas de texto, siendo sometidas a lectura por parte de los editores académicos quienes, actuando como pares académicos colaborativos, conceptuaron sobre los respectivos criterios orientadores, quedando seleccionados los ocho artículos que componen el presente libro.

El lector evidenciará pluralidad en el contenido del texto, reconocerá diferentes enfoques y maneras de asumir lo que se entiende por subjetividad y las opciones metodológicas para su abordaje desde nuestro contexto particular colombiano, con lo que aportamos en la construcción de la psicología social latinoamericana y con ello en el diálogo académico sur-norte.

Finalmente, esperamos poder contribuir en el fortalecimiento de una comunidad académica de psicólogos y psicólogas sociales que nos preguntamos y nos inquietamos por algunos de los fenómenos y problemáticas más acuciantes de nuestra sociedad, con el ánimo de generar algunas reflexiones teórico-metodológicas para aportar en su comprensión.

LOS EDITORES ACADÉMICOS

 

Subjetividad política femenina:
de los miedos a los posicionamientos

ÁLVARO DÍAZ GÓMEZ*

JUAN SEBASTIÁN DÍAZ ARBOLEDA**

El presente texto es resultado de la investigación “Subjetividad política femenina en el contexto del conflicto armado Colombiano”, realizada entre enero de 2013 y abril de 2015. Se encuentra inscrita ante la Vicerrectoría de Investigaciones, Innovación y Extensión de la Universidad Tecnológica de Pereira, con el código 1-13-1. Así como del proyecto “Prácticas de sí en la configuración de sujetas y sujetos políticos”. También inscrito ante esta Vicerrectoría con el código 1-15-3.

 

*Profesor titular de la Universidad Tecnológica de Pereira. Director del Grupo de Investigación en Estudios Políticos y Jurídicos. Investigador principal del presente proyecto. adiaz@utp.edu.co

 

 

** Psicólogo, estudiante del Doctorado en Psicología de la Universidad Nacional de Colombia.

jusdiazar@unal.edu.co

Introducción

Con el fin de los metarrelatos se han creado maneras no universalistas ni esencialistas para comprender las diversas maneras de protagonizar lo político y con ello la constitución de sujetos políticos. Por esta vía, se reconoce que no puede haber unanimidad en sus maneras de ser, pues siempre surge lo contingente, el devenir desde procesos autopoiéticos que no son predecibles —aunque sí explicables— y se expresan mediante la subjetividad, siendo una de sus expresiones la subjetividad política.

Sobre esto trata el presente capítulo. Desde él se da cuenta de parte de un proceso investigativo con el que se indaga sobre la subjetividad emergente en mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia. Pero, en particular, se profundiza en las maneras que asume el ejercicio de la política y que permite caracterizar a estas mujeres con subjetividad política femenina.

Para lograr lo anterior nos planteamos como problema de investigación, y por ende de conocimiento, lo siguiente: ¿cuál es el devenir de la subjetividad política femenina de un grupo de mujeres afectadas por el conflicto armado en los departamentos de Caldas y Risaralda?

Tal pregunta se complementó y desagregó en el siguiente objetivo general: Comprender el devenir de la subjetividad política femenina de un grupo de mujeres afectadas por el conflicto armado en los departamentos de Caldas y Risaralda. Este objetivo se desarrolló mediante los siguientes Objetivos Específicos: Describir el proceso mediante el cual deviene la subjetividad política femenina de un grupo de mujeres afectadas por el conflicto armado en los departamentos de Caldas y Risaralda; Caracterizar la subjetividad política femenina de un grupo de mujeres afectadas por el conflicto armado en los departamentos de Caldas y Risaralda; Caracterizar el conflicto armado en el Eje Cafetero desde una perspectiva de género.

Braidotti, R. (2004) dice: “Como usted bien sabe, pensar el presente es siempre la tarea más difícil. En nuestra red europea la atención se concentra en pensar el presente. Planeamos realizar investigaciones y escribir una serie de libros en los próximos años” (p. 77). Sin embargo, esta propuesta investigativa le apuesta a pensar el presente, a asumir la dificultad de reflexionar sobre la procesualidad social actual, con la convicción de que es una función del intelectual dar cuenta de su época y dentro de ella asumir una opción política expresada en los problemas que privilegia para abordar. En nuestro caso, el conflicto interno armado y dentro de él, una especificidad como es la subjetividad política femenina.

Al tratar de aprehender fenómenos tan vastos como el conflicto armado colombiano, siempre se genera el riesgo de no abordarse en su complejidad y su magnitud, por lo que se hace necesario exponer los argumentos de por qué enfocarse en el análisis del conflicto armado desde la perspectiva de género.

Partiendo de la premisa de que en todo conflicto armado las mujeres experimentan violencias particulares asociadas a su condición femenina, se toma la decisión de analizar las diferentes formas de violencias de las que son objeto las mujeres en el marco del conflicto armado con el propósito de evidenciar y visibilizar los efectos de las violencias y la guerra en la vida y el cuerpo de las mujeres; entendido esto en la dimensión subjetiva femenina.

Algunas investigaciones realizadas reflejan el panorama de las violencias contras las mujeres en el marco del conflicto armado. La investigación realizada por Fiscó (2005) muestra cómo el cuerpo de las mujeres ha sido utilizado como botín y estrategia de guerra y se muestra como una manera

de calmar a las tropas, de premiarlas; o de humillar al enemigo, de ver a sus mujeres como botín de guerra. Es decir, es un mecanismo para aterrorizar, violentar y deshonrar a una comunidad, para obligarla a desplazarse o, en el más crudo de los casos, aniquilar a un grupo entero que puede ser étnico, religioso o político (Fiscó, 2005, p. 2).

Allí se afirma que los grupos paramilitares se han valido de su poder para abusar sexualmente de niñas y adolescentes en distintas zonas del país, con dificultades para denunciar y, por lo tanto, quedando la mayoría de los casos en la impunidad.

Así mismo, Castillejo (2009) plantea preguntas cercanas a la que se propone responder en la presente investigación. Así, por ejemplo, se cuestiona: “¿Qué usos políticos se le da al testimonio de guerra cuando la palabra ha sido archivada a través de ciertos mecanismos específicos de recolección y circulación?, ¿cuál es la responsabilidad de los ‘académicos’ en la producción de los archivos? y ¿cuál la de los tecnócratas de la transición que sellan como cambio político lo que en el fondo se vislumbra como la osificación de las relaciones de poder? Por último, ¿de qué manera el futuro habita los lenguajes del pasado?”. Si bien son interrogantes que apenas se enuncian en el marco de este proyecto de investigación, estas servirán de orientación para reflexionar sobre el carácter ético y político de una investigación de esta naturaleza y, por supuesto, será de guía teórica y metodológica.

El IX Informe sobre Violencia Sociopolítica contra Mujeres, Jóvenes y Niñas en Colombia (2009) presenta un panorama complejo respecto a las dinámicas del conflicto armado, la violencia sociopolítica y su relación con algunas formas de violencia ejercidas contra las mujeres y las niñas en un contexto de confrontación y conflicto entre distintos actores armados. En este informe se ratifica que “la violencia contra las mujeres en Colombia es grave, sistemática y generalizada, y que permanece en la impunidad”, lo que a su vez propicia y mantiene un continuum de violencias contra las mujeres que se exacerba en un contexto de conflicto armado. Además, se ratifica que el Estado colombiano no ha cumplido con las recomendaciones emitidas por la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre Violencias contra las Mujeres en el informe del año 2001.

En este mismo informe se menciona que en el periodo comprendido entre julio de 2007 y junio de 2008 se registraron 1470 muertes a causa de la violencia sociopolítica. Estas personas fueron asesinadas en sus casas, en la calle o en sus lugares de trabajo. De estas víctimas 1344 fueron asesinadas, de estas 50 fueron desaparecidas y encontradas luego sin vida, 126 fueron desaparecidas sin que hayan sido encontradas. De las 176 personas desaparecidas forzosamente, 105 eran mujeres y 61 eran niñas y niños. De este total de víctimas, las responsabilidades se atribuyen de la siguiente manera: el Estado con responsabilidad directa 82,80 %, por tolerancia o apoyo a las violaciones 32,42 %, cometidas por paramilitares 50,38 %. A las guerrillas se les atribuyó el 17,20 % de los casos. En este mismo periodo, se encontraron 274 personas ejecutadas extrajudicialmente por miembros de la fuerza pública, 19 eran mujeres y 13 niños y niñas. En un periodo de tiempo más amplio (entre el 1.° de diciembre de 2002 hasta el 30 de junio de 2008) se registró que

 

4261 personas habrían sido víctimas de violaciones al derecho a la vida atribuidas presuntamente a grupos paramilitares. De ellas 350 eran mujeres y 181 niñas y niños. Estas violaciones fueron perpetradas desde el primer día del fallido cese de hostilidades que el Gobierno habría convenido con los grupos paramilitares, y por lo menos en 27 de los 32 departamentos del país. En cuanto a las infracciones contra el derecho a la vida cometidos por los grupos guerrilleros, se observó que, desde julio de 2007 hasta junio de 2008, por lo menos 157 personas habrían sido víctimas de violaciones al derecho a la vida, atribuidas presuntamente a grupos guerrilleros. Del total de víctimas, por los menos siete habrían sido desaparecidas forzadamente. De las personas víctimas de violaciones al derecho a la vida, 20 eran mujeres y 12 niños y niñas (IX Informe Sociopolítica contra Mujeres, Jóvenes y Niñas en Colombia, 2009).

Respecto a la violencia sexual, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, reportó 69 víctimas, cuyos autores fueron actores armados, distribuyendo la responsabilidad en estos actos de la siguiente manera: Fuerza Pública 71 % (49 víctimas), grupos guerrilleros 21,7 % (15 víctimas), grupos paramilitares 7,2 % (5 víctimas). El 85,5 % de las víctimas eran mujeres.

Por su parte, los informes de derechos humanos y de desplazamiento forzado enuncian cómo el Estado colombiano con sus múltiples estrategias antiterroristas ha avalado y ha permitido con beneplácito el desarrollo de estructuras paramilitares, de quienes se conocen las medidas y acciones más brutales de terror contra la población civil. De esta relación entre fuerzas militares y paramilitarismo, se observa una tendencia clara de hacer uso de la violencia como mecanismo de control social, político y cultural” como lo señala el director de la Comisión Colombiana de Juristas en el año 2006, hecho que afecta de manera directa a la población civil, entre ellos, niños, niñas, jóvenes y mujeres.

En este sentido, vale la pena retomar las afirmaciones del IX Informe, donde se expresa que “la vinculación de los ciudadanos y ciudadanas al conflicto tiene implicaciones profundas para las vidas de las mujeres y las niñas. En zonas donde está el ejército presente, implementando medidas de corte antiterrorista, la situación de las mujeres es más vulnerable y hay un retroceso en los logros alcanzados de ciudadanía y autonomía” (p. 116).

Por lo anterior, se puede ratificar la idea y la necesidad de profundizar en los estudios sobre conflicto armado (que de por sí ya son abundantes) pero donde todavía hace falta ahondar mucho más en los impactos y las implicaciones subjetivas que tiene para los hombres y específicamente para las mujeres habitar y estar insertas en unas condiciones de vulnerabilidad, de sumisión y subordinación que se gesta en un sistema patriarcal, agravado con las situaciones propias de un conflicto armado.

De acuerdo con esto, se asume la posibilidad de analizar el conflicto armado desde sus efectos en las mujeres a través de la categoría de subjetividad política, dadas las posibilidades de vincular subjetividad y política como un horizonte teórico que permita analizar la problemática antes mencionada.

Como propone Lechner (1998), se trata de reflexionar sobre la relación entre experiencia subjetiva y orden político. En este sentido, cobra relevancia el trabajo con mujeres que han sido víctimas de actores armados y cuál es su relación con el orden social, político y cultural que las condiciona, las transforma y deviene en su construcción histórica como mujer; es decir, en su subjetividad política femenina, bien sea porque de manera resiliente salen adelante ellas, sus hijos e hijas, y porque se reconocen víctimas o no del cruce de dos factores centrales: sistema patriarcal y conflicto armado.

El reconocimiento o no de su condición marca la politización del ser víctima, en el sentido de que conecta con la restitución de derechos, con el deseo de saber qué y por qué pasó lo que pasó, quiénes son los responsables y por qué el Estado juzga o no a los culpables. De paso, el reconocimiento de su condición hace que su posicionamiento como sujeto en unas coordenadas socio-históricas determinadas coincida con la necesidad sentida de ser “reparada” y de cuestionar el “orden social” que le correspondió vivir.

De este modo, se asume que lo subjetivo encierra dimensiones cognitivas, afectivas y comportamentales de los sujetos frente a un contexto o un estado de cosas que exige apropiarse de las situaciones, así, al analizar la dimensión subjetiva de la política, se hace necesario reconocer y darle un valor fundamental a lo emotivo, a lo que no necesariamente es estrictamente racional en el ser humano. Como plantea Lechner (1998), “del miedo, del amparo o del desencanto, de lo que duele, vale la pena desentrañar su significado político” (p. 33).

Por otra parte, se hace importante reconocer que las mujeres no solo son víctimas, sino que también se han convertido en las protagonistas de los procesos de movilización social y política para la exigencia de Verdad, Justicia y Reparación, lo que necesariamente deviene en subjetividad política. Como lo plantea Braidotti (2004), “la cuestión fundamental que está en juego en este proyecto es cómo crear, legitimar y representar una multiplicidad de formas alternativas de la subjetividad femenina sin incurrir ni en un nuevo esencialismo ni en un nuevo relativismo” (p. 82), por ello nuestro planteamiento respecto del devenir de la subjetividad en condiciones concretas, desde escenarios particulares y con especificidades en sus expresiones y desdoblamientos.

De manera sintética y a nivel teórico, la subjetividad política es entendida como un proceso psicosocial de reflexividad mediante el cual un sujeto se asume como deliberante y participativo en los espacios de lo público. En otro momento se ha propuesto

asumir la subjetividad política como un proceso constitutivo de la subjetividad en el cual el sujeto reflexiona sobre su condición como integrante de una colectividad, los procesos de corresponsabilidad social que de ello se derivan expresados en términos de lo político y la política. Tal reflexividad le permite instituirse como sujeto político, uno de cuyos rasgos es el ejercicio instituyente de la ciudadanía en marcos ya instituidos (Díaz, A., 2006).

Esta acepción da la opción de reconocer al sujeto en devenir siempre en construcción y, por lo tanto, en potencia deliberativa política.

Como se reconoce en la anterior definición, es posible apreciar otras categorías que la fundamentan, tales como Subjetividad (Castoriadis, 2003; Díaz, 2006; González Rey, 1997, 2007) asumida como un proceso de reflexividad mediante el cual un sujeto deviene, como tal, único, cambiante, irrepetible, en devenir y siempre en autoconstitución. Por su parte, la reflexividad hace referencia al proceso a través del cual un sujeto se piensa a sí mismo en relación con la otredad.

Devenir del proceso investigativo

Queremos mostrar el método que a manera de andadura construimos como desarrollo del presente proyecto de investigación, y que se encuentra publicado de manera más general y con otras denominaciones en Díaz, Arias y Tobón (2014), por lo que aquí se puntualiza y amplía. Presentar tal andadura significa que lo que ahora planteamos de manera secuencial y lógica no es más que un proceso de organización de y en el pensamiento, de la complejidad y el caos que se da en la cotidianeidad de los procesos investigativos.

Metodología

1. El grupo de referencia

Se refiere al encuadre de la mirada en la Ruta Pacífica de las Mujeres de Colombia, movimiento al que pertenecen algunas de las investigadoras e investigadores del presente proyecto de investigación desde diferentes temporalidades y, por ende, vínculos de acompañamiento. Así, dos de las investigadoras son integrantes orgánicas y forman parte de sus cuadros directivos en la regional Risaralda. Mientras otro investigador participó de un proyecto del 2010 al 2011 (Vega, Díaz y Cardona, 2011), siguiendo al lado de este movimiento social de mujeres con quien se realizó, de manera específica, esta investigación.

2. Contexto y matriz del proyecto de investigación

El presente proyecto se inserta en el desarrollo de la vida política y de movilización de la Ruta Pacífica de las Mujeres de Colombia, que en el 2009 realiza el Foro “Verdad, Justicia y Reparación: una deuda pendiente con las mujeres”, de donde se fortaleció la idea de hacer un trabajo de memoria histórica desde la perspectiva y con las voces de las mujeres (Ruta Pacífica de las Mujeres, 2010a).

De esto se deriva la creación de una Comisión de la Verdad desde las Mujeres para Colombia (2010 y 2011) que pudiera ser interlocutora con los negociadores del proceso de paz que adelantaba el Gobierno colombiano con la insurgencia de las Farc (Ruta Pacífica de las Mujeres, 2010 b)1 En este proceso la Ruta Pacífica de las Mujeres se propuso y empezó a desarrollar en el 2013 un proyecto de investigación —desde una postura feminista— para recoger mil (1000) casos de mujeres de todo Colombia y profundizar en lo que denominaron “nueve casos colectivos regionales”, que les permitiera analizar e interpretar las dinámicas del conflicto en estas regionales (Ruta pacífica de las mujeres, 2013). Desde estos casos, en el presente artículo se da cuenta de lo indagado en el Eje Cafetero y correspondiente a los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío. Por lo tanto, la información analizada se deriva de la matriz base que el proyecto de orden nacional había acumulado.

3. Sobre la recolección general de la información

Como se ha planteado previamente, dos de las investigadoras del proyecto del que deriva el presente texto son integrantes de la Ruta Pacífica de las Mujeres, por lo que estuvieron vinculadas a la investigación de orden nacional, lo que permite narrar la procesualidad que desde allí se fue construyendo.

Las mujeres delegadas por cada una de las regionales (9) participaron de un proceso de formación básico sobre investigación-acción, ampliación de la perspectiva feminista y derechos humanos, “a la vez que discutían sus expectativas respecto de la investigación, debatían sobre las consecuencias éticas, políticas y sociales de trabajar sobre un tema que como éste se ubica en la perspectiva de la memoria histórica” (Díaz, Arias y Tobón, 2014).

En la subdivisión de las funciones investigativas, estas delegadas se conformaron como equipos regionales para la recolección de la información desde el rol de coordinadoras, quienes establecieron los contactos con las mujeres de las diferentes localidades; documentadoras, ayudando en la construcción general del proyecto, realizando dos entrevistas piloto que permitieron validar, cualificar y ajustar un cuestionario estructurado, llevando a cabo el trabajo de campo con la implementación del guion de una entrevista estructurada; transcriptora de la información, quien de forma minuciosa digitó en Word todas las entrevistas, revisándolas antes de ser enviadas a la coordinación nacional en la ciudad de Bogotá.

4. Contacto con las mujeres de las regiones

En estas experiencias de investigación política no se interactúa con objetos, sino con sujetos, en este caso mujeres que han vivido de manera directa el conflicto armado colombiano, por lo que se requiere una manera particular de relación, mediada por el vínculo afectivo. Este, en general, ya se había forjado dado el activismo social propio de la Ruta Pacífica de las Mujeres en la Regional Risaralda, aunque se fortaleció con tres municipios de Caldas y cuatro municipios de Risaralda cuyos frentes de entrada —mediados por líderes y lideresas— por cada municipio fueron: Asovivir (municipio de Riosucio, Caldas), Asochinchiná (municipio de Chinchiná, Caldas), Adesu (municipio de Supía, Caldas), Mujeres desplazadas de Dosquebradas (municipio de Dosquebradas, Risaralda), Federación de Víctimas y Mujeres Desplazadas de La Virginia (municipio de la Virginia, Risaralda) y Casa de la Mujer y la Familia “Stella Brand” (municipio de Pereira, Risaralda), con quienes se iniciaron procesos de capacitación sobre los temas previamente mencionados (investigación-acción, ampliación de la perspectiva feminista y derechos humanos, expectativas respecto de la investigación, consecuencias éticas, políticas y sociales de trabajar sobre la memoria histórica). A partir de esto, y desde la decisión de cada mujer de participar en el proyecto, se realizó el proceso de recolección de la información.

5. Estructura del instrumento —guion de entrevista— para la recolección de la información

El guion de entrevista construido en el proceso de capacitación que se desarrolló con las documentadoras tuvo allí mismo la validación —tanto interna como externa— pero, además, ética y política, pues se enmarcaba dentro de los intereses del movimiento social de la Ruta Pacífica de las Mujeres.

Tal instrumento quedó constituido por cuatro ejes desplegados en catorce ideas generadoras (Díaz, Arias y Tobón, 2014), así:

1. Hechos de violencia: violaciones de DDHH y violencias sufridas, quién era la víctima, contexto de los hechos, responsables por las violencias.

2. Impactos y consecuencias: individuales, familiares, colectivos.

3. Afrontamiento, resistencia: ¿Cómo se enfrentaron los hechos? ¿Qué hicieron con su familia? ¿Se hizo denuncia? ¿Cuáles fueron las respuestas?

4. Demandas: verdad, justicia y reparación, qué considera la víctima importante para superar la violencia, para transformar su vida.

6. Despliegue de las narrativas ampliadas

En el caso del Eje Cafetero se realizaron doce (12) entrevistas a profundidad. Cada una se realizó en el municipio y casa de residencia de las mujeres participantes y tuvo una duración de entre una y tres horas, dependiendo de las condiciones que cada una iba generando.

Estas conversaciones, previa firma de un consentimiento informado, fueron grabadas con el fin de conservar la información primaria desde las voces de las mujeres, para luego ser transcritas y contar con sendos textos narrativos de quince páginas en promedio. Fue sobre dos de estos textos, tomados al azar, que se realizó el proceso de análisis del que se da cuenta en el presente caso.

7. Sobre la categorización

Esta no es una acción mecánica, sino un proceso de pensamiento mediante el cual trabajamos sobre el texto narrado para reconocer trechos de sentido, entendidos como categorías significativas que contienen en sí una vivencia central constituida por microrrelatos derivados de la narración obtenida.

Tales categorías no son explícitas, no se hacen evidentes en el relato obtenido, por lo que el investigador debe leer el texto para familiarizarse con él, para admirarlo un tiempo después de haber realizado la entrevista, releer el texto para encontrarle sus lógicas, tonos, ritmos, sentidos, tomar distancia de él, no para objetivarlo a la manera de una cifra, sino para asumirlo en cuanto narrativa, como un relato que da cuenta de la manera como se vivió una experiencia del orden de lo social, en el ámbito de lo personal, lo que implica asumir críticamente la construcción teórica.

En el presente caso, las categorías no preexisten al proceso de recolección de información, sino que emergen de la lectura realizada por parte de los investigadores a las narrativas que presenta cada una de las mujeres participantes. Por ello, cada investigador, después realizar esta labor de lectura, propuso en una sesión conversacional las categorías que consideraba que daban cuenta de manera central del relato respectivo, estas eran discutidas entre los investigadores participantes, sopesada su pertinencia y asumida como orientadora de las demás narrativas.

Surgieron nueve categorías, a saber: miedos, decisiones que se tomaron, resistencia a ser victimizada, posicionamiento frente a situaciones de violencia (afrontamiento), cuerpo, imagen de sí, cuidado del otro, pertenencia organizativa, vínculo con lo público/privado (reparación). Aunque este no fue el orden en que las fuimos consensuando, las reorganizamos de esa manera para darle un sentido de segundo orden que agrupamos desde lo que denominamos “tendencias subjetivas”, nominadas de la siguiente manera: “de los miedos a los posicionamientos; del cuerpo al vínculo público/privado”. Desde ellas hicimos una nueva lectura detallada y a profundidad de las narrativas que habían surgido de las entrevistas individuales, haciendo un recorte de estas según su tendencia hacia tal demarcación. Era claro que si estas eran insuficientes debíamos proponer nueva categorías emergentes.

Como en un proceso de investigación colectivo cada investigador tiene su propio proceso de pensamiento, surgieron dos maneras de hacer la lectura de las narrativas desde las tendencias subjetivas y los sentidos subjetivos. Una fue escribir de manera lineal la categoría y colocar el recorte de narrativa respectivo, la otra mediante la elaboración de dos rejillas narrativas; las cuales, en este último caso, se asumieron así:

Rejilla 1. De los miedos a los posicionamientos

Nombre de la narradora

Miedos

 

Decisiones que se tomaron

Resistencia a ser victimizada

Posicionamiento frente a situaciones de violencia (afrontamiento)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rejilla 2. Del cuerpo al vínculo público/privado

Nombre de la narradora

Cuerpo

Imagen de sí

Cuidado del otro

Pertenencia organizativa

Vínculo con lo público/privado

(reparación)

 

 

 

 

 

 

 

A partir de estos aspectos, se avanzó en el análisis de la información. En el presente texto —por cuestión de espacio— solo se dará cuenta de tres categorías, a saber: miedos, decisiones que se tomaron y posicionamiento frente a situaciones de violencia (afrontamiento).

8. Resultados

Sobre el análisis de la información

Lo que tradicionalmente se denomina análisis de la información es propiamente el proceso de construcción de nuevo conocimiento a partir de referentes empíricos, que tienen a la base y le anteceden otros procesos no menos importantes aunque a veces se asumen como momentos operativos de la investigación, como los que hemos presentado previamente. Veamos, por lo tanto, qué podemos decir a partir de la información recabada.

Miedos

Estos no son imaginación de las mujeres, sino que surgen como rasgo característico de la subjetividad femenina, dada la amenaza que se presenta mediante acciones concretas de muerte de los vecinos y personas allegadas, lo que les permite inferir que ellas están potencialmente cerca de ser las siguientes. Además, se reconoce que existe presencia de actores armados, en este caso de grupos paramilitares, quienes se han encargado de realizar asesinatos de la población civil.

Esto por acá se llenó de Paramilitares y cómo le parece que enseguida de mi casa se encontraron dos cadáveres tirados”, los muertos eran conocidos de la casa, entonces a mí empezó a entrarme el pánico… el pánico (A. T.2).

La tensión subjetiva se presenta dada la duda respecto de qué hacer frente a acontecimientos inimaginables cuando hay diferentes actores armados en la zona y se debe mantener neutralidad por parte de los no combatientes, quienes no logran comprender por qué asesinan a sus vecinos, a quienes moral y éticamente los ubican como buenos.

Yo qué me iba a imaginar que a ese señor lo iban a matar, como tan buena gente y todo eso, entonces el miedo mío era porque nosotros vivíamos en la Cumbre y toda la vida se había escuchado que en la Cumbre era el punto básico donde la Guerrilla llegaba a comer, a dormir y que por ahí hacían su comida (A. T.).

En las narrativas examinadas, la amenaza es fuente de miedo para las víctimas del conflicto armado. La amenaza adquiere formas diversas, según el contexto de la víctima y las necesidades del victimario. Se presentan amenazas a la integridad del cuerpo, la dignidad de la persona, el estatus social, a los seres queridos; todas ellas se encuentran relacionadas con los miedos que van viviendo las víctimas. El miedo es usado por el victimario como un poder soberano que busca crear una situación regular en la que se apliquen leyes que él pueda sancionar, sin que él pueda ser sancionado por las mismas (Primera, G., 2014). En las mujeres víctimas del conflicto armado, la familia es un objeto de amenaza al que recurre el victimario para alcanzar sus fines:

Consiente estaba de que él había sido muy amenazado, muy amenazado, estaba acorralado ¡Mi hermano estaba acorralado por la amenazas! Esa relación de… filial y de hermandad entre los dos en el momento de su asesinato, fue el golpe ¡Más brutal que yo haya podido recibir! Entonces yo le dije “¡Gran pendejo te dejaste matar!, ¿Qué va a ser de mí?”… (Entra en llanto) “¿Qué va a ser de mí ahora? ¿Qué voy hacer con tus cosas, con todo lo que se me viene encima?” (A. C.).

La relación afectiva que la víctima sostiene con sus familiares le permite dotar de sentido su existencia y comprender sus propias acciones y deseos. Cuando la amenaza atenta contra las relaciones familiares surge el miedo ante las posibles acciones que se vivan, pero cuando estas se concretan el miedo se intensifica y se dirige hacia los proyectos que la víctima tenía.

Con la violencia, la víctima pierde su condición de humano, sujeto a derechos políticos legítimos y pasa a estar en un estado de indefensión propio de objetos sin cobertura política, como algunas plantas y animales (Iglesias Turrión, 2009). Aun así, la víctima se reconoce como sujeto político y continúa con su vida desde los sentidos construidos junto a su familia.

Empecé hablarle a él en ese momento… la mirada, en ese momento de mi hermano, era una mirada serena… hubo un momento en que yo le hablaba, era una mirada serena, era una mirada como de, como que me decía… “Muero en paz, es tú misión seguir” y era como un compromiso que, que habíamos hecho de que yo seguía con… el trabajo, con el trabajo, con todo el trabajo que él había hecho y que yo tenía mucho conocimiento (A. C.).

Decisiones que se tomaron

Ser sujeto implica tomar riegos en cuanto se opte frente a alternativas que se van presentando desde la experiencia vital, es aventurarse a construir sobre y contra lo construido. Eventualmente instituir novedades, en cualquiera de los casos, se trata de ser desde oposiciones, en oposición a circunstancias que constriñen.

yo tomé la decisión, si nos van a matar, que nos maten a todos juntos, cómo voy a permitir que de pronto maten a toda mi familia y yo quedé sola, ¡No, yo me enloquezco!, entonces contra la fuerza de todo el mundo yo me vine (A. T.).

Como se reconoce, las decisiones se toman desde opciones personales muy íntimas que permiten el despliegue del yo. Aquí no hay delegaciones, el centro es el yo, lo que es despliegue de subjetividad. En el presente caso es subjetividad política, en cuanto se opone de forma radical a un poder político ejercido por un grupo paramilitar desde acciones de muerte que han realizado; es también una expresión de biopolítica, ya que asume control sobre la vida en cuanto acción política, es una política para la vida que se ejerce en contra de lo voluntad “de todo el mundo” (A. T.).

Aún en circunstancias límite, se puede decidir, se pueden ejercer acciones de resistencia frente a sujeciones que se nos presentan; esto implica reconocer al otro pero simultáneamente negarlo, no asumir sus rangos ni jerarquías y, por el contrario, mostrar las particularidades propias que han surgido de procesos de reflexividad, hacer ver que no se es una persona cualquiera, sino que se es una especificidad, una subjetividad particular, que no se deja llevar por discursos, ni ofertas materiales, si estas no nacen de su propio deseo.

 

Vea, no sé quién será usted, no sé qué quiere decir que es comandante, yo no sé nada de nada de usted, lo único que yo le digo es que yo no soy una cualquiera y yo con usted no me voy a ir a acostar, así me ofrezca todo el oro del mundo y si me va matar, máteme… (A.T.).

La víctima reconstruye su vida desde la vida que ha dejado atrás. Reconoce que ha vivido una experiencia que ha cambiado su perspectiva, ya no es la misma persona de antes. Sin embargo, en el conflicto armado colombiano la violencia se perpetúa, se generaliza y persigue a las víctimas durante generaciones. Las familias quedan estigmatizadas. Las amenazas se renuevan buscando doblegar cualquier resistencia, dominar la vida hasta sus últimas consecuencias, impedir la construcción personal de sí mismo e imponer una forma de vida externa que le dificulta a la víctima hacer parte nuevamente de la comunidad (Bacarlett, 2010). La violencia no contempla como posibilidad la recuperación de la víctima, no le permite construir su vida bajo sus propios términos, sino bajo las condiciones no negociables del violento.

No, él hizo un comentario por la radio, eso todo mundo se dio cuenta y luego un panfleto… un panfleto, donde me decían: “Retírese o es persona muerta”. Otros me decían: “Sigue usted en turno… ¿Le va hacer compañía a su hermano?…”, bueno y eso, pues claro, eso hizo que yo dejara todo… (A. C.).