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Santa Bárbara, el barrio que no soportó las tempestades. Recuperación de una historia disidente en el proceso de construcción del relato histórico de Bogotá entre 1980 y 1983

 

Resumen

En 1994, María Mercedes Carranza planteó una pregunta sobre el desarrollo urbano disímil en el centro de la ciudad: “Bueno sería saber qué fue aquello que preservó de perecer a La Candelaria que no pudo evitar, por ejemplo, el arrasamiento reciente de Santa Bárbara, hermoso barrio colonial del Centro Histórico de Bogotá”. Esta pregunta de la escritora colombiana remite al proceso de construcción de la zona patrimonial de los años ochenta, a partir de dos procesos simultáneos: la demolición de un sector del barrio Santa Bárbara y la patrimonialización de La Candelaria. A pesar de que estos dos sectores de la urbe hicieron parte de la ciudad antigua y compartieron un origen común, solo La Candelaria logró hacer parte de la zona considerada de valor histórico. Este trato disímil para dos zonas de la ciudad con valores históricos similares fue lo que dio origen a esta investigación, que se interesa, principalmente, por conocer por qué el barrio Santa Bárbara fue excluido del relato histórico de la ciudad, a partir del estudio de la discusión sobre su valor histórico. Discusión que dio paso a una “lucha por la memoria”, en palabras de Elizabeth Jalin, que permitió analizar los usos públicos del pasado y del patrimonio.

Palabras clave: Urbanismo, arquitectura, restauración, edificios históricos, 1980 y 1983, Bogotá - Colombia.

 

Santa Bárbara, the neighborhood that didn’t survive the storms. Recovery of a heterodox history in the 1980-1983 process of constructing the historical narrative of Bogotá

 

Abstract

In 1994, María Mercedes Carranza asked a question about variable urban development in downtown Bogotá: “It would be good to know what led to the preservation of La Candelaria but was unable to prevent the recent destruction of Santa Bárbara, a beautiful colonial neighborhood in the historical center of Bogotá.” The question by this Colombian writer addresses the construction of the city’s patrimonial narrative in the 1980s based on two simultaneous processes: the demolition of a part of Santa Bárbara and the recognition of La Candelaria’s patrimonial value. Although these two sectors both formed part of the colonial city and shared a common origin, only La Candelaria was considered worthy of preservation. The different ways that these two parts of the city with similar historical value were treated gave rise to this research, which examines why Santa Bárbara was excluded from the narrative of the city’s history, based on contemporaneous debates over its historical value. These debates constituted a “struggle for memory,” in the words of Elizabeth Jalin, providing us with an opportunity to analyze the public uses of history and patrimony.

Keywords: Urbanism, architecture, restoration, historical buildings, 1980 and 1983, Bogotá, Colombia.

 

Citación sugerida:

Sarmiento Rojas, Stephanie. Santa Bárbara, el barrio que no soportó las tempestades. Recuperación de una historia disidente en el proceso de construcción del relato histórico de Bogotá entre 1980 y 1983. (2017). Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.

DOI: doi.org/10.12804/op9789587388817

 

 

 

SANTA BÁRBARA, EL BARRIO QUE NO SOPORTÓ LAS TEMPESTADES

Recuperación de una historia disidente en el proceso de construcción del relato histórico de Bogotá entre 1980 y 1983

 

                                       

STEPHANIE CAROLINA SARMIENTO ROJAS

Sarmiento Rojas, Stephanie Carolina

Santa Bárbara, el barrio que no soportó las tempestades: recuperación de una historia disidente en el proceso de construcción del relato histórico de Bogotá entre 1980 y 1983 / Stephanie Sarmiento Rojas. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2017.

 

165 páginas – (Colección Opera Prima)

Incluye referencias bibliográficas.

 

Urbanismo - Bogotá (Colombia) / Arquitectura - Bogotá (Colombia) / Arquitectura - Conservación y restauración - Bogotá (Colombia) / Edificios históricos - Conservación y restauración - Bogotá (Colombia / I. Universidad del Rosario. Escuela de Ciencias Humanas / II. Título / III. Serie.

 

711.4 SCDD 20

 

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

 

JDA  Abril 4 de 2017

 

Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995

 

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Colección Opera Prima

 

©  Editorial Universidad del Rosario

©  Universidad del Rosario,
Escuela de Ciencias Humanas

©  Stephanie Carolina Sarmiento Rojas

 

 

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 Nº 12B-41, oficina 501

Teléfono 297 02 00, ext. 3113

editorial.urosario.edu.co

 

Primera edición: Bogotá D.C., junio de 2017

 

ISBN: 978-958-738-880-0 (impreso)

ISBN: 978-958-738-881-7 (ePub)

ISBN: 978-958-738-882-4 (pdf)

DOI: doi.org/10.12804/op9789587388817

 

Coordinación editorial:

Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo: María Mercedes Villamizar C.

Diseño de cubierta y diagramación:
Precolombi EU-David Reyes

Desarrollo ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

 

Hecho en Colombia
Made in Colombia

Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen a la Universidad ni sus políticas institucionales.

 

El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar los altos estándares académicos. Para conocer las políticas completas, visitar: editorial.urosario.edu.co

 

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

Autora

 

 

 

Stephanie Carolina Sarmiento Rojas

 

Historiadora de la Universidad del Rosario, obtuvo mención meritoria por su trabajo de grado, el cual da como resultado esta publicación. Integrante del semillero de investigación “Historias conectadas, memoria e imagen de la misma universidad”. Sus temas de interés investigativo giran en torno a los estudios de la memoria, usos públicos del pasado e historia pública. Se ha desempeñado como investigadora en la Arquidiócesis de Bogotá.

 

 

 

A mi mamá, mi papá,
Andrés, Katy y a mi tía Olga.

Índice de figuras

 

 

 

Figura 1División por parroquias 1820-1882

Figura 2.  División por parroquias y vicarías 1891-1910

Figura 3Crecimiento espacial de Bogotá hasta el siglo XIX

Figura 4.  Inventario arquitectónico del barrio Santa Bárbara en Bogotá

Figura 5.  Carrera 5, entre calles 6 y 5, costado oriental

Figura 6Carrera 5, calle 6, costado suroccidental

Figura 7Ejemplo de inmuebles derruidos por las acciones del BCH, según la Subdirección de Patrimonio Cultural de Colcultura

Agradecimientos

 

 

 

Quisiera aprovechar este espacio para agradecer el trabajo de mis profesores y profesoras de carrera. Agradecer a Franz Hensel y Adriana Alzate por el compromiso con su labor pedagógica, ya que han hecho posible la realización de este trabajo. En especial, agradezco al profesor Sven Schuster, quien me acompañó y orientó en el desarrollo de esta investigación como director. También quiero agradecer a los profesores que hicieron parte de mi proceso de aprendizaje desde el momento en que inició mi paso por la universidad, por estimular mi imaginación, por hacer cuestionar mis certezas y por impulsar mi pensamiento crítico.

Adicionalmente, quiero agradecer al Centro de Lectura y Escritura en Español, y en especial, al profesor Juan Pablo Guevara por sus consejos y atenta lectura de este trabajo. A mis compañeros, amigos y conocidos que mostraron interés en el tema y con sus opiniones ofrecieron diversas perspectivas para desarrollar este trabajo. Sobre todo a la compañía de María Fernanda Mosquera. Asimismo, quiero agradecer y dedicar el esfuerzo de este trabajo a mi familia y a mi tía, porque no hay mejor soporte que ellos. Muchas gracias a todos.

Introducción

 

 

 

Lo peor que le puede pasar a un barrio en Bogotá es estar situado cerca del poder. El mejor ejemplo lo constituye el barrio Santa Bárbara centro, donde más de 300 años de historia, de nada sirvieron para que fuera echado al olvido y expuesto a la destrucción. Poco importó que en aquellas casas de tapia pisada y bahareque hubieran vivido Policarpa Salavarrieta, el poeta y conspirador Luis Vargas Tejada, el general y presidente de la república Pedro Alcántara Herrán, destacados pintores de la Expedición Botánica y hasta modestos artesanos. El Santa Bárbara era el tercer barrio más antiguo de Bogotá. De las viejas casas coloniales y republicanas quedan muy pocas, algunas bien conservadas y otras semidestruidas y varias fachadas que protegen inmensos lotes. Hoy, el sector vive del pasado. Nueve manzanas en las que había unas 127 casas pertenecientes a los siglos XVI, XVII y XVIII ya no están.

El Tiempo, 7 de octubre 1992

 

El olvido y la destrucción a los que se refiere este apartado de prensa hacen referencia a los resultados de la renovación urbana que tuvo lugar en Bogotá, en el barrio Santa Bárbara-centro, entre los años setenta y ochenta del siglo XX. Instituciones como el Consejo de Monumentos Nacionales –CMMNN– y la Academia Colombiana de Historia –ACH– recibieron, entre los años 1980 y 1983, constantes peticiones por parte de un grupo de propietarios, habitantes y académicos que solicitaban su intervención, para evitar la demolición de sus viviendas, a través de la renovación urbana liderada por el Banco Central Hipotecario –BCH–. Para estos opositores, las edificaciones del barrio guardaban un valor histórico, arquitectónico y artístico semejante al de La Candelaria, por lo cual una restauración sería la solución más adecuada para el barrio. Esta oposición dio paso para que entre esas instituciones académicas, la prensa y otros actores se debatiera sobre el valor histórico de Santa Bárbara. En consecuencia, mi trabajo de grado se ha planteado responder la siguiente pregunta: ¿por qué se habilitó la demolición de Santa Bárbara entre los años setenta y ochenta impidiendo que ese barrio hiciera parte del relato histórico de la ciudad?

Santa Bárbara fue una de las cuatro parroquias que dieron origen a la ciudad de Santa Fe de Bogotá, siendo la tercera en fundarse, cuando el encomendero Lope de Céspedes cedió una parte de sus predios al sur de la urbe, para erigir la iglesia de Santa Bárbara en 1581. Tras la muerte de Cornelia, su esclava, quien murió al sufrir una descarga eléctrica producida por un rayo mientras estaba en los predios de Céspedes, el encomendero decidió ceder cierta parte de su terreno para erigir el templo dedicado a la ­protectora de las tempestades, Santa Bárbara.1 Sin embargo, la donación no resultó del todo desinteresada, pues le sirvió para valorizar su terreno.2

La iglesia de Santa Bárbara se ubicó sobre el eje principal de la ciudad, la Calle Real, hoy carrera 7, junto con las iglesias de las parroquias La Catedral y Las Nieves. La parroquia de San Victorino y las tres ya nombradas permanecieron hasta el año 1880, cuando la nueva configuración urbana dio paso a una organización por zonas barriales y nuevos asentamientos comenzaron a aparecer.3 Hasta comienzos del siglo XIX, Santa Bárbara fue un suburbio de la parroquia más importante de la ciudad, La Catedral, pero, a partir de la segunda mitad del siglo, su superficie y población tuvieron un crecimiento superior al de esa parroquia. Mientras La Catedral se posicionó como zona residencial de las élites y predominaron actividades comerciales y gubernamentales, Santa Bárbara y San Victorino se consolidaron como barrios residenciales dentro del casco urbano. Estos últimos barrios abandonaron su condición de periferia, relegándosela a las nuevas zonas que comenzaron a aparecer, y que al igual que Santa Bárbara, se convirtieron en receptores de población migrante.4

 

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Figura 1. División por parroquias 1820-1882

Fuente: Mejía Pavony, Los años del cambio, 307.

 

Los cambios estructurales en la urbe llegarían en el siglo XX. El crecimiento urbano de la capital aumentó exponencialmente y entre los principales perjudicados estuvo la ciudad antigua. Como parte de las estrategias encaminadas a revitalizar el centro de Bogotá, a causa del decaimiento que experimentó, surgió el Plan Nueva Santa Fe. En el año de 1976, se comenzaron a trazar los lineamientos de la intervención en Santa Bárbara, que estaría a cargo del BCH. Un primer intento estuvo a cargo de los arquitectos Obregón y Valenzuela, pero por cuestiones que explicaré más adelante, no se pudo desarrollar. En 1979 las autoridades promotoras del plan retomaron labores, con una nueva propuesta que ampliaba el radio de incidencia y pretendía hacer un uso mixto del suelo, es decir, ubicar viviendas, actividades comerciales e institucionales en ese barrio.5 Para eso, los directivos del plan consideraron que una renovación urbana sería la opción más indicada para llevar a cabo. Esta operación urbanística consistió en demoler el sector en cuestión, pues los directivos estimaban que el deterioro urbano de Santa Bárbara impedía la recuperación de las zonas erosionadas, y consideró que su reactivación dependía de los nuevos usos que se pudieran desarrollar en el suelo.

Paralelamente, la zona poseedora del patrimonio arquitectónico y urbanístico de Bogotá, conocida como La Candelaria, fue reglamentada por el Acuerdo 10 de 1980. Mientras la urbanización Nueva Santa Fe negó la existencia de algún tipo de valor histórico en Santa Bárbara, el Acuerdo 10 de 1980 creó herramientas para la conservación de la zona de La Candelaria para proteger sus características históricas y culturales, por medio de programas de restauración de infraestructura, aseo, seguridad y vivienda.6 Asimismo, el relato histórico de la ciudad se constituyó alrededor de esta zona, pues el Acuerdo planteó una delimitación en la que solo se reconoció una parte del centro urbano del siglo XIX. La exclusión de los demás barrios que compusieron ese sector permitió su intervención, como sucedió en Santa Bárbara.

Esta especie de zonificación, en la que áreas de la ciudad con valores históricos similares fueron tratadas de maneras disímiles, produjo permanentes interrogantes como el que se planteó la escritora María Mercedes Carranza: “…bueno sería saber qué fue aquello que preservó de perecer a La Candelaria, que no pudo evitar, por ejemplo, el arrasamiento reciente de Santa Bárbara, hermoso barrio colonial del Centro Histórico de Bogotá…”.7 Por esta razón, esta investigación pretende demostrar que la exclusión del barrio Santa Bárbara responde al interés de ciertos grupos, lo que convierte su demolición en un olvido conveniente y deliberado. En ese sentido, mi trabajo apunta, principalmente, a entender bajo qué criterios se estableció la diferenciación entre Santa Bárbara y La Candelaria, para justificar la demolición de un sector y la conservación de otro, respectivamente.

 

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La presente investigación se desarrolla a partir de las relaciones que se tejen entre ciudad y sociedad. Por consiguiente, la urbe se posiciona como protagonista en esa interacción alejándose de ser un “simple contenedor de la sociedad”.8 Siguiendo a María Clara Van der Hammen, los procesos que se desenvuelven en la ciudad serán vistos en esta monografía como interacciones que determinan tanto a la sociedad como a la misma ciudad, razón por la cual esta última tampoco será un “telón de fondo”.9 Por el contrario, en este trabajo la ciudad tendrá un lugar central en la constante disputa de conceptos como memoria, olvido, poder, conservación, valor histórico, entre otros.10

En los centros históricos confluyen diversos intereses, pues allí “se disputa el espacio y sus usos, pero también la historia, la memoria y el futuro”.11 Dado que estos espacios despiertan el interés de diversos sectores sociales y económicos, se provocan choques ya sea por su derecho a habitarlos, a trabajar en ellos o simplemente por compartirlos. En los años setenta y ochenta esas disputas se evidenciaron en el discurso que tomó fuerza sobre el deterioro del centro de la ciudad. El exponencial crecimiento urbano de Bogotá durante el siglo XX hizo del centro un lugar poco atractivo para las actividades comerciales, industriales o residenciales, pues los inversores percibieron un aumento en la congestión e inseguridad de la ciudad. Es por esto que en esa época se crearon algunos mecanismos para encontrar soluciones que revitalizaran el centro de la ciudad. Urbanistas como Samuel Jaramillo, en efecto, han asegurado que el deterioro del centro es un discurso, que ha logrado un alto grado de aceptación, aunque sus causas no han sido muy claras, por lo que permite cuestionarlo.12

Para Jaramillo esta aceptación no responde solo a evidencias físicas, sino también a la capacidad de crear, mantener y difundir discursos por parte de grupos hegemónicos. Dado que uno de los principales argumentos para intervenir Santa Bárbara fue el deterioro del barrio, la perspectiva ofrecida por Jaramillo, me brinda importantes herramientas para estudiar la manera en que se caracterizó ese discurso del deterioro en Santa Bárbara. De manera similar, autores como Óscar Alfredo Alfonso,13 Roberto Rodríguez Silva14 y Eduardo Rojas15 coinciden con Jaramillo en esa necesidad por cuestionar el deterioro. Del mismo modo, publicaciones como El centro histórico: objeto de estudio e intervención editado por María Eugenia Martínez y Centros históricos de América Latina y el Caribe, editado por Fernando Carrión, permiten revisar experiencias similares en el continente, resaltando, sobre todo, los procesos encaminados a recuperar estas zonas.16

Uno de los mecanismos que se han puesto en marcha para recuperar los centros históricos ha sido la creación de normas orientadas a la protección del patrimonio construido. Sin embargo, como lo afirman Amparo de Urbina y Thierry Lulle, en algunos casos esto ha resultado contraproducente, pues no ha demostrado ser una verdadera garantía de defensa.17 Por esto, a partir de un análisis detallado de la normativa que se ha aplicado al barrio Santa Bárbara, estudiaré el comportamiento, algunas veces contradictorio, de la legislación local, dada la incapacidad de organismos fuertes que hagan cumplir las normas. Como analizaré más adelante, aunque el barrio Santa Bárbara estuvo protegido por una ley nacional desde 1963, esto no impidió el descuido de sus edificaciones y la proliferación de problemáticas sociales, las cuales fueron aprovechadas por los promotores de la intervención para justificar la desaparición del barrio.

Juan Felipe Pinilla y Laura Llinás18 han hecho un importante trabajo en la recuperación de la legislación que ha incidido en el centro histórico evidenciando los problemas ya señalados. Sin embargo, esa denominación, centro histórico, en su estudio invisibiliza las consecuencias de la variable legislación en toda la ciudad antigua. Por el contrario, en esta investigación mostraré, a partir de un caso concreto que la flexibilidad de las leyes ha habilitado la desagregación de la ciudad antigua, por lo cual considero que no se puede englobar dentro del concepto centro histórico a la ciudad constituida hasta finales del siglo XIX, sin definir los límites de la zona a la que se está haciendo referencia. Una mirada más abarcadora ha sido la propuesta por Alberto Escovar Wilson-White,19 al mostrar a través del desarrollo urbano de la ciudad las leyes y planes de intervención en la búsqueda de recuperar el patrimonio cultural en las últimas décadas del siglo XX y comienzos del XXI ha sido insuficiente. Un enfoque similar ha sido el de Mauricio Uribe González,20 aunque su estudio ha sido desarrollado a escala nacional, y en algunas secciones se detiene para examinar los aparatos con los que ha contado el caso bogotano y sus falencias en este campo.

La demolición del patrimonio construido de Bogotá tuvo sus inicios a finales del siglo XIX. Sin embargo, la pregunta sobre el valor de ese patrimonio apareció con la demolición del Convento Santo Domingo, como lo afirma Catalina Muñoz Rojas.21 Las demoliciones en los años cuarenta y cincuenta hicieron parte del fuerte interés del gobierno por modernizar la ciudad, según coinciden Mauricio González Uribe y Muñoz Rojas. Mientras que, por otro lado, en los años setenta y ochenta estuvieron orientadas por el lucro que proporcionaba el mercado inmobiliario. Estudios como los de Muñoz Rojas o Carlos Niño Murcia22 sirven de referentes para distinguir las luchas que se han desarrollado con el arrasamiento del Convento Santo Domingo y la construcción de la carrera 10. Asimismo, trabajos como los de Adriana Párias,23 Valeria Hurtado Muñoz24 y Luis Bernardo Silva Vejarano,25 desde las disciplinas del urbanismo y la economía, han hecho aportes significativos en el estudio de esta problemática a través del caso de Santa Bárbara. Sin embargo, en esta bibliografía ha quedado un poco relegada la participación de los grupos subalternos que habitan o de alguna manera se apropian de ese patrimonio. Es por esto que la presente investigación hace un esfuerzo por plantear un balance de la posición de grupos hegemónicos y subalternos, puesto que estos últimos no lograron representarse en estas discusiones. De igual modo, el trabajo hace un aporte al tratamiento del patrimonio residencial bogotano, el cual ha sido poco estudiado.

 

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En lo referente a la teoría y la metodología, la investigación se apoyó en la noción de Elizabeth Jelin de la memoria como campo de lucha, pues su trabajo ofrece valiosas herramientas teóricas para analizar los cuestionamientos hechos por los opositores a la demolición del barrio en los años ochenta. La intervención de Santa Bárbara se desarrolló en un escenario en el cual se debatía cómo tratar el deterioro urbano que aquejaba al centro de Bogotá. En ese proceso, entre los años 1980 y 1983 se creó un espacio de confrontación en el que partidarios y opositores al plan del BCH discutieron sobre el valor histórico de Santa Bárbara. A grandes rasgos, podría decir que los opositores argumentaban que la intervención del BCH desconocía el lugar que, según ellos, ese barrio debía ocupar en la historia de Bogotá; mientras que, para los partidarios del plan, el deterioro no dejaba otra opción que construir nuevas edificaciones. Fue así como el pasado del barrio se convirtió en el argumento más contundente para quienes estaban tratando de evitar la demolición, lo que dio como resultado la producción de diferentes narrativas con el objetivo de legitimizar sus posiciones públicamente.

Durante el periodo en el que transcurrió el debate, diversos actores confluyeron, se manifestaron y expusieron sus argumentos alrededor de lo que para ellos significaba el barrio Santa Bárbara. Es por esta razón que no encontré un consenso en las opiniones, al contrario, estas permanecieron en una constante pugna o difirieron inclusive dentro del mismo grupo de opositores al plan. Estas diferentes interpretaciones y apropiaciones del pasado han sido caracterizadas por Jelin como los sentidos Fue así como en este trabajo me detuve a estudiar esos sentidos, los intereses que los rodearon y las fuerzas que les permitieron establecerse o desaparecer de la esfera pública en la cual se encontraron, se chocaron, y, finalmente, uno de ellos logró establecerse y desplazar a los otros en la lucha por regular el pasado.27