PRÓLOGO

Con De la piedra al pixel: recorrido por las edades del libro, tres investigadoras del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la unam emprendimos una aventura sin precedentes en nuestra institución y pocas veces vista en el resto del mundo académico: juntar fuerzas desde nuestros respectivos ámbitos de especialización para ofrecer al público interesado una mirada en conjunto sobre la evolución del libro como fenómeno cultural y sobre la manera en que las transformaciones de su materialidad, si bien ejercen una importancia innegable en los pormenores de su presentación física, de ninguna forma significan una merma de su impacto en la difusión de la cultura.

Ahora De Pérgamo a la nube: nuevos acercamientos a las edades del libro permitió que la apuesta anterior se fuera enriqueciendo con nuevos intereses que le dan a esta publicación un cariz complementario y nuevo a la vez. En el área relativa al manuscrito se da a conocer una nueva faceta del significado de la materialidad para la interpretación correcta y precisa de la historia textual, tanto en la Edad Media como en la época colonial, mientras que, por otro lado, la caligrafía cobra gran importancia como prueba de la permeabilidad de una región a los usos globales, o como modus identificandi de una inscripción temporal que, junto con datos vinculados con su contenido y fenómenos de dispositio textus, ofrecen elementos valiosos para la datación de manuscritos sin fecha aparente.

El apartado dedicado al libro impreso presenta reflexiones de gran profundidad, por un lado sobre ciertos puntos específicos de la materialidad del libro y las prácticas editoriales en diversas épocas y, por el otro, acerca del trasfondo socio-económico e ideológico de las publicaciones, sin dejar de prestar atención a las políticas institucionales relativas a su difusión y a los aspectos visuales de los materiales editados, tanto bibliográficos como hemerográficos. En la punta del progreso, la sección dedicada al libro electrónico, además de ponderadas cavilaciones sobre las nuevas modalidades de edición, consulta y clasificación de los materiales electrónicos, propone formas actuales de ver la lectura y la escritura en la era digital, sin dejar a un lado su relación con el acervo cultural anterior y el problema de su inclusión en los nuevos modelos culturales.

Todo ello hace de esta nueva compilación una contribución imprescindible para la construcción del nuevo panorama del libro, en el que una mirada diacrónica de su evolución material resulta esencial para entender de forma cabal y sin reduccionismos las propuestas culturales de hoy.

INTRODUCCIÓN GENERAL

Hay sinergias felices, entre ellas las que permiten, conjuntando diacronías, una comprensión más global de los fenómenos analizados. Es el caso de De Pérgamo a la nube. Nuevos acercamientos a las edades del libro, en el que las tres investigadoras del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, dado el éxito de De la piedra al pixel: recorrido por las edades del libro, se dieron de nuevo a la tarea de reunir —desde sus respectivos ámbitos de especialización— a los especialistas en la materialidad del libro y su impacto en la comprensión cabal de los fenómenos culturales contemporáneos, con el fin de ofrecer al público interesado una mirada en conjunto sobre la evolución del libro y acerca de cómo las transformaciones de su materialidad.

En la sección dedicada al libro manuscrito, el texto de Leonardo Funes, editor crítico con gran experiencia en textos medievales de los siglos xiii y xiv, titulado “La crítica textual frente al scriptum o cómo dar cuenta de lo específico de la cultura manuscrita“, es una invitación desafiante a tomar en cuenta la materialidad del texto sin que esto se convierta en un lastre para el análisis riguroso de la variación textual y, por tanto, la correlativa fijación del texto crítico que espera, después de la explicitación de la hipótesis de trabajo, una serie de regularizaciones que va en contra del excesivo apego al scriptum. En “‘Estos no permito a la imprenta’ o la visión organizadora de Juan José de Eguiara y Eguren sobre su producción homilética”, Laurette Godinas rastrea el proceso de transformación, trunco por las circunstancias vitales personales del autor, de un conjunto importante de manuscritos misceláneos que contienen su producción homilética en una publicación de conjunto de ésta, bajo la forma de los sermonarios tradicionales y la importancia en este trabajo de tres copistas que acompañaron al erudito novohispano a lo largo de su vida. En cuanto al artículo de Andrés Íñigo, titulado “Misceláneas manuscritas novohispanas”, tras una definición precisa del género aludido en el título, destaca la importancia de este género de textos para la configuración del universo epistemológico del último siglo colonial.

El texto “Los modelos caligráficos en la correspondencia de la colección Porfirio Díaz (1876-1880)” relaciona la importación de los modelos caligráficos del porfiriato temprano con la relevancia cultural de las influencias externas no hispánicas de ese periodo fundacional del México moderno. Los dos capítulos sobre el siglo xviii novohispano permiten una reflexión sobre la importancia del vehículo manuscrito para los contenidos culturales de su época.

En el apartado dedicado al libro impreso, si “El uso de un punzón exterior en la impresión de la Biblia de 42 líneas”, de Luz María Rangel y Enric Tormo, presenta los nuevos alcances de la investigación material sobre tipografía para entender y datar mejor la evolución de la técnica en los primeros impresos, el texto de César Alejandro Manrique Figueroa, “Las políticas de la corona española contra el libro extranjero y las estrategias de venta de impresores no ibéricos en el mercado hispánico, siglos xvi-xviii”, pone de manifiesto el carácter programático de los esfuerzos de los editores flamencos y otros no hispánicos para contrarrestar las decisiones de la Corona, mientras que el capítulo “A media voz: formas y formatos del silencio en emblemas, divisas y repertorios iconográficos impresos de los siglos xvi y xvii”, escrito por Javiera Andrea Barrientos Guajardo, da a conocer las características formales de las representaciones iconográficas de carácter emblemático en los primeros dos siglos coloniales.

Por su parte “La imprenta José Dolores Espinosa e hijos: ¿imprenta, librería o miscelánea? Un poco de todo”, de Marcela González Calderón, subraya el carácter heterogéneo y difícilmente reducible de los empresarios de libros, en tanto que “El modelo del circuito de comunicación como recurso para la construcción de la biografía de una gaceta novohispana”, de Rosa Dalia Valdez Garza, cierra el apartado sobre la Nueva España con una reflexión sobre la divulgación de la ciencia y la penetración de las ideas ilustradas en los territorios de allende el mar. En “‘Comunicar al vulgo las ciencias útiles sin misteriosas insinuaciones’: reflexiones en torno al Mercurio Volante de José Ignacio Bartolache”, Jonatan Moncayo Ramírez reflexiona sobre la importancia de la publicación de Bartolache y los paradigmas subyacentes a su composición. “Modos de visualidad en la prensa periódica ilustrada (Buenos Aires, siglo xix)”, de Sandra M. Szir, pasa revista a las estrategias de presentación y al significado profundo de las decisiones visuales tomadas por los formadores y editores de la prensa periódica ilustrada en la Argentina decimonónica, interés que Nelson Schapochnik, en su capítulo “Infraestructura tipográfica e invención literaria en Brasil, siglo xix”, aplica al análisis de la relación íntima entre elección tipográfica y pertinencia literaria en Brasil durante el mismo periodo. De gran importancia para la aprehensión de la experiencia personal de un impresor y sus estrategias laborales es el capítulo “El tratado de tipografía de don Alejandro Valdés. Historia de un manuscrito inédito de la Biblioteca Nacional de México”, de Marina Garone Gravier, en el que la autora describe el manuscrito y subraya su relevancia para la comprensión del mundo de la imprenta a principios del siglo xix. En cuanto a “La historia la escriben los vencedores… en su lengua. Siglo xix. Una ‘librería española’ para América. Lengua y edición internacional”, de Arnulfo Uriel de Santiago Gómez, ofrece ejemplos del intercambio cultural entre Europa y América, cuya valoración más justa puede tener consecuencias en los estudios acerca de la política de la lengua, adoptada luego de la creación de nuevas naciones al iniciar su independencia.

El capítulo de Pablo Mora titulado “Notas de algunas obras históricas y otras consideradas raras y curiosas para una historia de la literatura mexicana en el siglo xix” propone un nuevo corpus de obras originalmente catalogadas como históricas o procedentes de otras categorías, “raras y curiosas”, para la elaboración de una historia de la literatura mexicana del siglo xix y, a partir de consideraciones bibliográficas y literarias, identifica una serie de publicaciones importantes que si no pertenecen al campo puramente literario, sí parecen indispensables a la hora de conformar esa historia literaria mexicana más genuina, americana y universal. En “Entre lo industrial y lo intelectual: los libros en las exposiciones universales y el campo impresor latinoamericano”, Juan David Murillo Sandoval muestra cómo los libros fueron objeto de exhibición durante las exposiciones universales realizadas en los siglos xix y xx y cómo esta incursión en los “certámenes del progreso” confirmaba el largo proceso de industrialización del libro, como una especie de sello a su condición de bien de consumo en la era del capital. El capítulo “No vengáis a América. Un libro para evitar la emigración de España a México en los siglos xix y xx”, de Lilia Vieyra Sánchez, retrata una serie de publicaciones que intentaron de algún modo desalentar la llegada masiva de españoles a su antigua colonia, y cierra esta revisión del impacto de la materialidad del libro en su certera interpretación cultural el artículo “Libros de primeras letras en el siglo xix: modelaje de la lectura a través de la edición”, en el que Nelly Palafox López lleva a cabo una reflexión sobre la importancia de las posturas y elecciones editoriales para la configuración de generaciones de lectores.

Por último, “Lenguaje e implicaciones semióticas de los títulos de periódicos mexicanos que incluyen el nombre de un color”, de Martha Isabel Gómez Guacaneme, y “La Bella y la Bestia sabían leer: representaciones de la lectura en imágenes de libros de La Bella y la Bestia”, de Chris de Azevedo Ramil y Eliane Peres, proponen un acercamiento entre el mundo iconográfico y la construcción de sentido cultural, mediante reflexiones interesantes sobre la relación entre fenómenos visuales y sentidos del texto.

En la sección dedicada al libro digital, elegimos utilizar el título “Libro electrónico” para guardar el paralelismo con las otras dos secciones pues, si bien el término puede entenderse de una forma muy concreta, en particular refiriéndose a los libros en formato ePub, hemos preferido emplearlo en una acepción más amplia, buscando incorporar no sólo libros digitalizados, sino también nuevos tipos de publicaciones que nos permiten reflexionar y cuestionar los límites mismos de nuestra definición de libro. El primer artículo de esta sección, “Edición universitaria en el entorno digital: algunas consideraciones”, de Sofía de la Mora y Édgar García Valencia, evidencia las nuevas oportunidades de visibilidad que las instituciones de educación superior pueden y deben aprovechar para la difusión del conocimiento. En cuanto a “Devolver la mirada: las bibliotecas digitales de libros antiguos anglófonos en México”, Ana Elena González Treviño ofrece una revisión crítica de la amplia gama de bibliotecas digitales de libros antiguos, como ecco, sus limitaciones y alcances para la docencia e investigación. Isabel Galina Russell, en “¿Hacia dónde van las ediciones digitales académicas?” muestra la gran diversidad de ediciones académicas digitales, sus logros y los caminos por recorrer. En “El libro que nunca soñó Gutenberg”, Guadalupe Curiel Defossé y Miguel Ángel García Audelo abren un camino reflexivo sobre el papel actual del libro electrónico y la necesaria búsqueda de equilibrio en la convivencia con el libro impreso. Finalmente, Élika Ortega Guzmán presenta en su capítulo “Ambientes textuales: multimaterialidad y estratos de lectura en Between Page and Screen” el concepto de ambiente textual llamado Between Page and Screen, compuesto por varios objetos materiales y que requiere de proceso o montaje para ser leído, un evento provisional de lectura creado para dar lugar a estructuras de comunicación específicas que tensionan los usos y las prácticas asociadas, en este caso particular a un libro impreso a un sitio en Internet o a una aplicación web, y muestra cómo este nuevo formato vuelve necesario acuñar nuevos términos, por ejemplo “ambiente textual”, para aproximarse a la inestabilidad altamente creativa de los medios textuales actuales y las interacciones y prácticas que producen.

De tal manera, esta nueva compilación resulta ser una contribución imprescindible para la construcción del nuevo panorama del libro, dado que una mirada diacrónica de su evolución material es esencial para comprender de forma cabal y sin reduccionismos las propuestas culturales de la actualidad.