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Anthony Kiedis. Grand Rapids (EE.UU.), 1962.

Es conocido internacionalmente por ser vocalista y miembro fundador de la popular banda de funk-rock Red Hot Chili Peppers. Con más de cien millones de álbumes vendidos en todo el mundo, es considerada una de las formaciones más influyentes en la actualidad. Kiedis estudió en Fairfax High School, donde conoció a los que serían sus compañeros de banda, Hillel Slovak, Flea y Jack Irons. En una ocasión Kiedis contó que antes de ser amigo de Flea tuvieron un enfrentamiento, pero finalmente «nos unieron las fuerzas del dolor y el amor, nos hicimos virtualmente inseparables. Ambos éramos parias sociales, nos encontramos uno al otro y esto se convirtió en la amistad más duradera de toda mi vida». Aunque participó en varias bandas que no tuvieron relevancia, no fue hasta principios de 1982 cuando fundó el grupo, llamado por aquel entonces «Tony Flow & the Miraculously Majestic Masters of Mayhem». Sus compañeros eran Michael «Flea» Balzary en el bajo, quien aún pertenece al grupo, el batería Jack Irons y su excompañero Hillel Slovak, fallecido por sobredosis de heroína el 25 de junio de 1988. En 1983 cambiaron su nombre por el actual. El estilo vocal de Kiedis fue cambiando drásticamente según pasaban los años, y fue aprendiendo a controlar mejor su voz en cada álbum.

 

 

 

Título original: Scar Tissue (2006)

 

© Del libro: Anthony Kiedis and Larry Sloman

© De la traducción: Esther Cruz

Edición en ebook: junio de 2019

 

© Capitán Swing Libros, S. L.

c/ Rafael Finat 58, 2º 4 - 28044 Madrid

Tlf: (+34) 630 022 531

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www.capitanswing.com

 

ISBN: 978-84-120426-9-6

 

Diseño de colección: Filo Estudio - www.filoestudio.com

Corrección ortotipográfica: Victoria Parra Ortiz

Composición digital: leerendigital.com

 

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Scar Tissue

 

 

CubiertaScar Tissue es la autobiografía del cantante y carismático lider de los Red Hot Chili Peppers, Anthony Kiedis, desde su nacimiento en 1962 hasta hoy. Sus experiencias con la drogadicción y con el estrellato, y las peleas con las que se enfrenta en la actualidad. Criado en el Medio Oeste, se trasladó a Los Ángeles a los once años a vivir con su padre, Blackie, proveedor de pastillas, marihuana y cocaína para la élite de Hollywood. Tras una breve carrera en la Universidad de California se retiró y se sumergió en el mundo de la música underground de Los Ángeles. Formó la banda con tres compañeros de colegio. Recorriendo el país, los Chili Peppers innovaron el panorama musical e influyeron de manera decisiva a toda una generación de músicos.
Más de veinte años después, contra todo pronóstico, se han convertido en una de las bandas más exitosas del mundo. Pero todo tiene su precio y Kiedis nos muestra sus cicatrices, escribiendo con franqueza sobre la muerte por sobredosis de su alma gemela y compañero de banda, Hillel Slovak, o de su propia lucha contra la adicción. Desde la influencia de las mujeres fuertes y hermosas que han sido sus musas, hasta las peculiaridades de tocar en Woodstock ante medio millón de personas o hacerlo únicamente ante el exiliado Dalai Lama, Kiedis comparte una historia convincente sobre el precio del éxito y el exceso.

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Índice

 

 

Portada

Scar Tissue

Introducción

01. «¿Yo? Yo soy de Michigan»

02. Spider e Hijo

03. Fairfax High

04. Bajo el sol del Zero One

05. Subidón fuerte

06. Los Red Hots

07. El Año de la marmota

08. El grupo antibeatbox orgánico

09. La cuadratura

10. Los monjes del funk

11. Retorcido

12. Al otro lado del muro

13. Nada

14. Bienvenidos a Californication

15. Un momento de claridad

Agradecimientos

Sobre este libro

Sobre Anthony Kiedis and Larry Sloman

Créditos

Introducción

Estoy sentado en el sofá del salón de mi casa en Hollywood Hills. Es un día despejado y fresco de enero, y desde mi atalaya puedo ver la preciosa extensión conocida como el valle de San Fernando. De más joven, me adherí a la corriente general compartida por todos los que vivían en la parte de las colinas perteneciente a Hollywood de que este valle era el lugar al que iban a desaparecer los perdedores que no lograban triunfar en Hollywood. Sin embargo, tener una residencia aquí me ha servido para saber apreciar cada vez más el valle como un lugar donde vivir una faceta más sentimental y tranquila de la experiencia en Los Ángeles. Ahora estoy deseando despertarme todos los días y contemplar esas majestuosas sierras montañosas coronadas por la nieve.

Pero el timbre interrumpe mi ensueño. Unos minutos después, una preciosa joven entra en el salón, con un maletín de piel exquisito en la mano. Lo abre y empieza a disponer el instrumental. Una vez acabados los preparativos, se pone unos guantes de goma esterilizados y luego se sienta a mi lado en el sofá.

Lleva una jeringa grande y elegante de cristal, fabricada en Italia, que va enganchada a una pieza de plástico con forma de espagueti donde hay un microfiltro pequeño para que ninguna impureza me pase al torrente sanguíneo. La aguja es una variante nueva de palomilla, totalmente esterilizada y ultrafina.

Hoy mi amiga ha extraviado el torniquete médico que usa siempre, así que se quita una media de rejilla rosa y la utiliza para atarme el brazo derecho. Me limpia la vena expuesta con un hisopo empapado en alcohol y luego hinca la aguja en la vena. La sangre empieza a fluir hacia el tubo con forma de espagueti, y a continuación la joven empuja lentamente el contenido de la jeringa hacia mi torrente sanguíneo.

De inmediato siento ese peso tan familiar en el centro del pecho, así que me recuesto y me relajo. Antes dejaba que me inyectase cuatro veces en una sesión, pero ahora he bajado a dos jeringas completas. Una vez que ha rellenado la jeringa y me ha dado el segundo chute, retira la aguja, abre un hisopo de algodón esterilizado y aplica presión en la herida del pinchazo durante al menos un minuto, para evitar que me salgan moratones o me queden marcas en los brazos. Nunca he tenido señales de su asistencia. Por último, coge un trocito de esparadrapo y me pega el algodón al brazo.

Y entonces nos sentamos y hablamos de la sobriedad.

Hace tres años, en esa jeringa podría haber habido heroína China White. Durante años y años, llené jeringas y me las inyecté con cocaína, speed, alquitrán negro, heroína persa e incluso LSD una vez. Pero ahora las inyecciones me las pone mi preciosa enfermera, que se llama Sat Hari. Y la sustancia que me inyecta en el torrente sanguíneo es ozono, un gas de olor maravilloso que se ha venido usando legalmente en Europa durante años para tratar todo tipo de cosas, desde ictus hasta cáncer.

Me administro ozono intravenoso porque en algún punto del camino contraje hepatitis C por mi experimentación con las drogas. Cuando descubrí que la tenía, en algún momento a principios de los noventa, de inmediato investigué sobre el asunto y descubrí un régimen herbario que servía para limpiar el hígado y erradicar la hepatitis. Y funcionó. El médico se quedó impactado cuando el segundo análisis de sangre salió negativo. Así pues, el ozono es una medida preventiva para asegurarme de mantener a raya el molesto virus de la hepatitis C.

Me costó años y años de experiencia, introspección y conocimiento llegar al punto en el que pude pincharme una aguja en el brazo para sacarme toxinas del organismo, y no para introducirlas. De cualquier modo, no me arrepiento de ninguna de mis indiscreciones de juventud. Me pasé la mayor parte de la vida buscando el chute rápido y el subidón fuerte. Me chuté drogas debajo de salidas de la autovía con pandilleros mexicanos y en suites de hoteles de mil dólares la noche. Ahora bebo agua vitaminada y trato de comprar salmón salvaje, en vez del de piscifactoría.

Durante veinte años he sido capaz de canalizar mi amor por la música y la escritura y colarme en la estela universal de la creatividad y la espiritualidad, al tiempo que escribía y llevaba a escena nuestro cóctel sónico único junto a mis hermanos, tanto presentes como pasados, de los Red Hot Chili Peppers. Aquí está el relato de esos tiempos, pero también la historia de cómo un niño nacido en Grand Rapids, Michigan, migró a Hollywood y encontró al final del arcoíris más de lo que podía abarcar. Aquí está mi historia, con tejido de cicatriz[1] y todo.

[1] Este «tejido de cicatriz» es en inglés scar tissue que, además de dar título al propio libro, es el título del primer single del álbum Californication. (Todas las notas de la presente edición corresponden a la traductora).