Tabla de Contenido

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AYER MINEROS, HOY ECOGUÍAS Y CONCESIONARIOS

 

Tensiones en torno a la conservación ambiental, el uso de la tierra y el trabajo en Guasca, Cundinamarca

 

 

 

Rojas Arias, Felipe

Ayer mineros, hoy ecoguías y concesionarios : tensiones en torno a la conservación ambiental, el uso de la tierra y el trabajo en Guasca, Cundinamarca / Felipe Rojas Arias. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, Escuela de ciencias Humanas, 2015.

 

208 páginas. – (Colección Opera Prima).

 

ISBN: 978-958-738-588-5 (rústica)

ISBN: 978-958-738-589-2 (digital)

 

Conservación del medio ambiente / Uso de la tierra / Naturaleza / Trabajo / Economía – Guasca (Cundinamarca, Colombia) /  I. Título / II. Serie.

 

 

 

333.72  SCDD 20

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

 

 

AYER MINEROS, HOY ECOGUÍAS Y CONCESIONARIOS

Tensiones en torno a la conservación ambiental, el uso de la tierra y el trabajo en Guasca, Cundinamarca

 

FELIPE ROJAS ARIAS

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Colección Opera Prima

 

©  Editorial Universidad del Rosario

©  Universidad del Rosario,
Escuela de Ciencias Humanas

©  Felipe Rojas Arias

 

 

 

 

 

 

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 Nº 12B-41, oficina 501

Teléfono: 297 0200 ext. 7753

http://editorial.urosario.edu.co

Primera edición: Bogotá D.C., abril de 2015

 

ISBN: 978-958-738-588-5 (rústica)

ISBN: 978-958-738-589-2 (digital)

 

Coordinación editorial:

Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo: Irina Florián

Diseño de cubierta y diagramación:

Kelly Johanna Narváez L.
Impresión: Xpress estudio gráfico.

 

Desarrollo ePub:
Lápiz Blanco S.A.S

http://lapizblanco.com

 

Fecha de evaluación: 14 de abril de 2014

Fecha de aceptación: 18 de noviembre de 2014

 

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

Figuras y tablas

 

Figura 1. Mapa veredal del municipio de Guasca y área de trabajo de campo

Figura 2. El horno de cal construido por la familia Hoeck en la década de 1940. Nótese el contraste con la vegetación a su alrededor

Figura 3. Dibujos de la naturaleza elaborados por los niños de la IEDC, sede Rodríguez Sierra

Figura 4. Tipos de trabajo remunerados en Pueblo Viejo

Figura 5. Mina de cal en el año 1955

Figura 6. La mina de cal hacia el año 1963

Figura 7. Usos de la tierra en Pueblo Viejo

Figura 8. Zonas restauradas bajo el patrocinio de actores privados, en este caso universidad que patrocina la siembra de árboles

 

Tabla 1. División del trabajo por género y familia en Pueblo Viejo

Dedicatoria

 

Para Ani y Martín

 

 

 

Agradecimientos

 

 

 

Especiales agradecimientos a mi director Carlos Del Cairo Silva por sus comentarios, correcciones, ayuda y enorme compromiso. A Diana Bocarejo, Diana Ojeda y Nadia Rodríguez por sus comentarios y correcciones a este texto. A las familias de Pueblo Viejo por su colaboración desinteresada y paciente a este trabajo, por abrirme las puertas de sus casas y por su enorme generosidad y atención: a doña Lucy y don Luis; a doña Cecilia, doña Hermencia y doña Marta; a doña Eloísa y doña Teresa; a doña Ana María; a doña Beatriz y doña María Eloísa; a doña Flor; a don Erlin y doña Rosa; a don Francisco, doña Aura, doña Rosa, doña Teresa y don José; a doña Graciela, doña Elsa, doña Mercedes, don José Ignacio y doña Josefina; a la profesora Clara Isabel y a Amparo; a doña Adela y don Baudilio; a don Jesús; a los niños y niñas de la Institución Educativa Departamental El Carmen (IEDC), sede Rodríguez Sierra. A la Fundación Natura Colombia por su ayuda, tiempo invertido, por la información suministrada y por su amable atención: a don Carlos Castillo, a don Jaime y a doña Lucía. A don Hendrik Hoeck por brindarme su apoyo, tiempo y valiosa información. A la familia Ardila Tovar por su atención, ayuda y compañía. A la familia Ramos Ardila por su indispensable apoyo para el desarrollo del trabajo de campo. A mis padres Jaime y Yanira por su apoyo en estos años y su ayuda económica; a mi hermana Paola. Finalmente, a Ana María Ramos Ardila por brindarme consejo, ayuda y apoyo, por su paciencia y esfuerzo, por acompañarme durante el trabajo de campo y aportar con sus ideas, por ser mi soporte y guía. Muchas gracias a todos aquellos que de alguna u otra forma colaboraron en esta investigación.

 

 

 

Introducción

 

 

 

En mi primera visita al sector de Pueblo Viejo1 tuve la siguiente conversación con una habitante de la vereda, vecina de la Reserva Biológica Encenillo (RBE):

 

La reserva tiene 200 hectáreas, de las cuales 180 son bosque y 20 son pastos en los que se practica ganadería controlada. La Fundación Natura Colombia [FNC] arrienda estas tierras para que el ganado paste [vende pastos]. Este pastoreo se hace en terrenos delimitados para que las vacas no se metan al bosque. Esta zona donde está ubicada la reserva antes era calicera. Más o menos hace 20 años ya no funciona la mina de cal. La fundación2 [Natura], desde la constitución de la reserva, ha empezado a reforestar. (Felipe Rojas, fragmento de nota de campo del viernes 4 de mayo de 2012, cursivas del autor)

Este fragmento de nota de campo contiene una serie de elementos señalados en cursiva que resultan interesantes para explorar el uso de los recursos naturales, las actividades económicas locales y los cambios en las relaciones humanos-naturaleza en Guasca, de los que se derivan una serie de tensiones por el uso de la tierra, la representación de la naturaleza y el trabajo entre diferentes actores. Son precisamente estas tensiones las que constituyen el objeto de estudio de este texto.

Pero ¿cómo llegué a este lugar? En el mes de abril del año 2012 confronté una pregunta sustancial para mi vida académica y personal: ¿qué hacer de tesis? Conocía el municipio de Guasca (Cundinamarca) desde hacía un par de años porque allí vive mi familia política. Interesado por los temas rurales tomé la decisión de hacer mi trabajo de grado en este municipio porque ya lo conocía y tenía algunos contactos en la región. Los meses de abril y mayo de ese año fueron de exploración. Estaba preocupado por plantear un problema relacionado con conflictos ambientales en grupos campesinos. Así, durante este mes recorrí las veredas de Santa Bárbara, Pastor Ospina, La Floresta y Santa Ana (figura 1).

 

Finalizando mayo, cuando viajaba en un bus que me llevaba de regreso a Bogotá, me percaté que en el sector conocido como El Salitre, ubicado en la vereda que lleva el mismo nombre, había una valla de la Fundación Natura  

Figura 1. Mapa veredal del municipio de Guasca y área de trabajo de campo

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Fuente: elaboración de Nicolás Vargas con base en mapa veredal del municipio de Guasca, Centro de Investigación para el Desarrollo (CID), Universidad Nacional de Colombia, 1999.

 

Colombia (FNC) que publicitaba la Reserva Biológica Encenillo. El anuncio hablaba de “experiencias en buenas prácticas agrícolas”, camping, caminatas ecológicas, yoga, entre otros. Para mí fue una “iluminación en campo”. Fue la aparición de una posibilidad analítica interesante en comparación con los problemas de investigación que había identificado en las veredas recorridas hasta el momento.

Días después fui a El Salitre y emprendí mi ascenso a la RBE. Al lado de la vía había bosques por donde se escuchaba el constante goteo del agua y avisos promoviendo el cuidado y la conservación del líquido instalados por la Junta de Acción Comunal de El Salitre. El ascenso fue duro, aproximadamente 5 kilómetros cuesta arriba. Cuando iba en el kilómetro 1, ya me asomaba a una casa a preguntar si ya casi llegaba a la RBE. La repuesta fue desalentadora. Finalmente, llegué a Pueblo Viejo (sector que colinda con El Salitre y pertenece a la vereda Trinidad), luego de casi una dura hora de camino a pie cuesta arriba. Una de las primeras cosas que llamó mi atención fue un enorme horno que sobresalía entre los árboles, justo al lado de una casa que tenía el aviso de “Administración de la Reserva Biológica Encenillo” (figura 2). Esta monumental estructura es un vestigio histórico material de lo que fueron seis décadas de explotación calicera en la región.

 

Figura 2. El horno de cal construido por la familia Hoeck en la década de 1940. Nótese el contraste con la vegetación a su alrededor

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Fuente: Felipe Rojas, 2012.

La existencia de la mina no solo configuró el paisaje, sino que posibilitó la existencia de la RBE. Las tierras en donde está ubicada esta reserva pertenecieron a una familia de ascendencia alemana (familia Hoeck) que fue la principal accionista de la compañía explotadora de cal, empresa que explotaba el mineral y cultivaba papa y trigo en la región, en especial en el sector de Pueblo Viejo. A primera vista, resulta paradójico que la existencia de una mina haya posibilitado la constitución de una reserva privada de la sociedad civil, es decir:

 

Parte o todo [sic] el área de un inmueble que conserve una muestra de ecosistema natural y sea manejado bajo los principios de sustentabilidad en el uso de los recursos naturales y que por voluntad de su propietario se destina para uso sostenible, preservación restauración a largo plazo. Corresponde a la iniciativa del propietario del predio, de manera libre, voluntaria y autónoma, destinar la totalidad o parte de su inmueble como reserva natural de la sociedad civil. (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2010, p. 23)

 

 La familia Hoeck compró gran cantidad de tierras en la región para explotar el mineral y desarrollar ciertas actividades económicas y pecuarias; predios que fueron donados posteriormente para constituir la RBE. Las extensiones de tierra de la familia Hoeck en el sector permitieron la posterior constitución de la RBE, no solo por el régimen de propiedad privada que reposaba sobre ellas, sino por los usos que esta familia dio al bosque. En una conversación con Hendrik Hoeck, donador, junto con su hermana, de las tierras en donde se constituyó la RBE, me comentó que su padre (Hermann Hoeck) había conservado en buen estado los bosques de encenillo que había en Pueblo Viejo. Pese a las disputas familiares sobre cómo disponer de estos bosques, después de la muerte de Hermann Hoeck, la familia convino en conservarlos y no extender la explotación minera.

 Así las cosas, y teniendo en cuenta los cambios que se han configurado en esta vereda, me pregunto ¿qué tensiones surgen en cuanto al trabajo y los usos de la tierra a partir de la promoción de la conservación ambiental, agenciada por la FNC en la RBE, entre los funcionarios de esta institución y los habitantes del sector de Pueblo Viejo? El argumento central de este texto es que la declaratoria de áreas protegidas privadas, como práctica suscrita al discurso ambientalista global, más que un proceso neutro o con significados únicos, es una fuente de tensión constante entre pobladores locales y administradores de las zonas de conservación ecológica por cuenta del manejo territorial y ambiental, el entendimiento del uso de los recursos naturales y la naturaleza, la propiedad, el empleo y la descentralización del poder estatal.

Dentro de este gran debate surgen varias discusiones que desarrollaré en este trabajo: 1, Las formas antagónicas de entender la naturaleza y el territorio entre la población y la FNC. Cuestiono los enfoques clásicos de estudio del campesinado y las políticas oficiales que entienden este sujeto solo como económico, en contraste con nuevas tendencias en la teoría social que procuran comprender su apropiación territorial y su simbolización de la naturaleza. Asimismo, analizo los contrastes entre las vocaciones ambientales adjudicadas a indígenas y a campesinos y sus implicaciones para la participación en el manejo ambiental. 2, La restricción y el cambio en las formas de usar los recursos naturales por cuenta de la declaratoria de la RBE, en contraste con los usos “tradicionales” que los ocupantes de Pueblo Viejo han dado a su entorno. Dentro de este debate, resalto las discusiones frente al manejo ambiental incluyente y el excluyente, en el marco de las discusiones sobre las implicaciones de un manejo comunitario de recursos; la constitución de áreas protegidas privadas como propuesta neoliberal; el cambio histórico en el uso de recursos naturales; los contrastes entre usos agropecuarios-mineros y usos conservacionistas, y las relaciones entre políticas ambientales y políticas de la diferencia. 3, La calidad y cantidad de oportunidades laborales que puede brindar la conservación ambiental basada en el ecoturismo. Dentro de este debate destaco las implicaciones del ecoturismo como práctica económica de las áreas protegidas y su relación con el mercado y la privatización de la naturaleza; la creación de sujetos ambientales a través del ecoturismo; las relaciones entre género y trabajo, y los contrastes entre labores agropecuarias-mineras y las conservacionistas.

La constitución de áreas protegidas puede ser vista como una forma de avance en la protección del ambiente. Sin embargo, el cuidado ambiental a partir de la declaratoria de áreas protegidas no puede desligarse de relaciones políticas, conflictos y tensiones, es decir, no es tan neutro como se le quiere presentar.

Las poblaciones locales se pueden ver afectadas tanto por la destrucción ambiental como por su protección. Caracterizar cómo se están dando estos problemas es clave para fomentar procesos de manejo ambiental incluyente, entendidos como mecanismos de descentralización del manejo de recursos naturales a través una verdadera participación, que democraticen su aprovechamiento, acceso y beneficio. Las poblaciones locales están en el derecho de manejar sus territorios y recursos naturales, tal como lo han venido haciendo. El problema del caso de Guasca radica en que sujetos externos, bajo el amparo de la propiedad privada, llegan a sus lugares de habitación modificando y entrando en tensión con las formas de relación y entendimiento de la naturaleza y de los usos de los recursos naturales.

La perspectiva analítica que guía este trabajo es la ecológica política antropológica. Con ello me refiero a una antropología que si bien se interesa por las relaciones entre los humanos y su entorno, las sitúa en contextos globales, locales y regionales, así como en relaciones de poder; esto es, desigualdades y tensiones sobre las formas de representar la naturaleza y determinar los usos, el acceso y los beneficios sobre los recursos naturales. Si bien a nivel metodológico el escenario de estudio de este trabajo fue de escala local, traté de establecer diálogos con otros casos en otras regiones y países con el ánimo de dar cuenta de la multiplicidad de escalas de los fenómenos estudiados. Además, tuve en cuenta elementos de la legislación y la política local y nacional que me permitieron tener una mirada más amplia de los procesos analizados. En consecuencia, los debates que mencioné líneas atrás se estudian en diálogo con procesos de mayor escala como la precarización del trabajo rural, el auge del neoliberalismo y la aplicación de políticas de conservación, en particular las relacionadas con la declaratoria de áreas protegidas, entre otros.

Otro elemento fundamental del enfoque antropológico es su perspectiva etnográfica. Para ser más específico, desarrollé un trabajo etnográfico propio de la ecología política antropológica que implica “un acercamiento cuidadoso a cómo se están dando, en lugares específicos, las construcciones culturales y ambientales, los conflictos, las luchas y los consensos sobre los significados y las prácticas ambientales” (Ulloa, 2001, p. 210). En esta investigación desarrollé observaciones de las actividades cotidianas, agropecuarias y labores tanto de los habitantes como de la FNC en Pueblo Viejo.3 Estas observaciones las llevé a cabo en las fincas y viviendas de los habitantes locales por medio de las interacciones cotidianas que entablé con ellos, en las vías públicas de la vereda, en la casa de visitantes de la FNC, en la casa del administrador residente de la reserva y en los predios de la RBE.

Más específicamente, los aspectos que seguí en campo fueron las prácticas ambientales cotidianas, esto es, formas de uso de la tierra, tipos de huertas, tipos de pastoreo, tipos de cultivos, formas de arriendo de terrenos y venta de pastos; uso del agua y la leña; rutinas diarias; prácticas ecoturísticas y otras actividades desarrolladas en la RBE; opiniones sobre los usos de los recursos y la naturaleza; relaciones entre la religiosidad y las formas de entendimiento del ambiente; composición de los grupos familiares y las labores de sus miembros, y relaciones laborales entre la población y la FNC.

En segundo lugar, apliqué entrevistas semiestructuradas4 a los habitantes locales y a los funcionarios de la FNC. Con ellas pretendía profundizar en sus discursos sobre las formas de entender la naturaleza y los usos de los recursos naturales; sus percepciones sobre el empleo en la vereda; sus motivaciones y expectativas con respecto a la RBE; sus reparos frente a la RBE; las memorias locales sobre la mina, a saber, los usos de los recursos naturales cuando funcionaba la explotación y las características de los empleos que esta ofrecía, y conocer cuál es el plan de manejo de la RBE y la visión de la FNC sobre la población local en relación con la reserva. También desarrollé algunas actividades con los niños en la IEDC, sede Rodríguez Sierra, que sirvieron de base para la recolección de algunos de los datos presentados en las tablas y figuras del capítulo II, así como unos dibujos de representación de la naturaleza abordados en el capítulo I como insumo etnográfico.

La relevancia del estudio de los problemas asociados a la conservación que acaecen en Guasca en cuanto al trabajo, las concepciones de la naturaleza y el uso de los recursos ambientales está acorde con los actuales debates de la ecología política y, en particular, su diálogo con discusiones y perspectivas de la antropología rural. Propende por el estudio detallado de los problemas ambientales a partir del influjo de discursos globales de conservación sobre lugares particulares, por lo que Guasca se convierte en escenario clave, pues allí han anclado discursos conservacionistas que alteran sus formas de trabajo, concepciones de la naturaleza y usos de los recursos. Por otra parte, el análisis de este tipo de problemas en Guasca se justifica en la medida en que brinda elementos interesantes para la comprensión de las representaciones locales de la naturaleza, muy pertinentes para el cuestionamiento de ideas esencialistas del campesino como sujeto carente de producción de significados sobre su entorno. No solamente es pertinente porque tal indagación ha estado un tanto ausente de los estudios antropológicos, sino porque permite pensar a unos sujetos no solo como actores económico-productivos, sino como poseedores y productores de cultura y representaciones. Esto puede contribuir a la “reconceptualización” del campesino que se ha propuesto desde algunas investigaciones recientes en la antropología y las ciencias sociales, como por ejemplo las de Ruiz (2010) o Bocarejo (2011). Por esta razón, este trabajo enfatiza tanto en aspectos materiales (uso de los recursos naturales y trabajo) como en simbólicos (concepciones de naturaleza), entendiendo que son indisociables.

En adición, este trabajo contribuye al cuestionamiento de los beneficios intrínsecos del ambientalismo y, en este sentido, a su estudio como parte de las nuevas problemáticas que enfrenta la ruralidad en conjunción con fenómenos históricos como la propiedad y el trabajo. Pensar cuáles son las implicaciones políticas, económicas, culturales y sociales de los movimientos y las políticas ambientales se hace necesario, en especial si se tiene en cuenta que este discurso ha tomado mucha fuerza a nivel planetario en las políticas públicas, las prácticas cotidianas, la legislación, entre otros. De tal suerte que el caso de Guasca toma relevancia en la medida en que es un escenario en donde tales implicaciones pueden ser rastreadas y analizadas. Lo acontecido allí permite discutir los modelos de gobernanza ambiental, las formas de uso de los recursos del entorno, el empleo en áreas de conservación ambiental y las formas de entendimiento de la naturaleza. Así es que analizar lo sucedido en Guasca es pertinente en tanto los fenómenos que acontecen allí dan pie para la discusión de conceptos y metodologías que posibiliten un estudio crítico del ambientalismo, sus conceptos asociados y sus efectos en la ruralidad. El presente estudio consiste en analizar las implicaciones que este discurso global está teniendo sobre las vidas de los habitantes del campo, en especial aquellos aledaños a áreas protegidas, pues estas zonas son escenarios de mayor influencia del ambientalismo.

Para dar cuenta del problema de investigación planteado, este trabajo se divide en tres capítulos, cada uno de los cuales se orienta hacia la discusión de tres problemas analíticos, a saber: las tensiones por el manejo y aprovechamiento de recursos naturales, las tensiones por el trabajo en áreas protegidas y los esencialismos sobre los campesinos y su relación con el entorno.

El capítulo I se divide en dos partes; en la primera, abordo algunos de los problemas y las discusiones conceptuales asociados a las formas de pensar las relaciones humanos-naturaleza; resalto algunas de las implicaciones y tensiones que ciertas formas de pensar el entorno generan en Pueblo Viejo y cómo contribuyen a nivel conceptual; en la segunda parte, abordo los principales debates sobre el manejo de recursos naturales basado en comunidades (CBNRM, por su sigla en inglés), a partir de una perspectiva internacional, para luego discutir sus efectos y matices en Colombia. Los modelos de gobernanza ambiental contra la conservación excluyente toman relevancia en esta sección, así como el neoliberalismo y su relación con la naturaleza.

En el capítulo II caracterizo las formas de trabajo en Pueblo Viejo y abordo los problemas de desempleo y la falta de puestos de trabajo como algunos de los elementos cambiantes en este sector y relacionados con parte de la situación laboral del campo en Colombia. Adicionalmente, a la luz de esta situación, expongo y analizo las tensiones derivadas de las formas de trabajo ofrecidas por la FNC en Pueblo Viejo. Resalto cómo los actores locales entienden el papel de la FNC como empleador en contraste con la compañía explotadora de cal.

En el capítulo III realizo una caracterización general de los usos de los recursos ecológicos a escala local, con énfasis particular en la tierra. Posteriormente, analizo las tensiones que se derivan de las diversas concepciones de usos de los recursos naturales entre los pobladores locales y la FNC, por cuenta de la conservación ambiental.

Capítulo I
Naturaleza, comunidades y conservación

 

 

 

En este capítulo se discuten algunas de las representaciones que los habitantes de Pueblo Viejo hacen de la naturaleza y el territorio que habitan. Se propone que estos hallazgos en campo suponen un cuestionamiento a la dicotomía naturaleza-cultura y a la conceptualización y el entendimiento economicista sobre los campesinos que niega su simbolización del entorno, como sujetos sociales y como categoría analítica. En la segunda sección de este capítulo, se analizan parte de las políticas de conservación a nivel global y nacional, en particular las relacionadas con el manejo de recursos naturales, teniendo en cuenta su conexión e implicaciones para el caso de estudio. De igual manera, se discute sobre la gobernanza como modelo de manejo ambiental actual dentro de lógicas privadas y “participativas” de descentralización del poder estatal. Se finaliza haciendo un análisis de algunas de las implicaciones de la existencia de reservas privadas de la sociedad civil.

 

Las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza, un campo de disputa

Entre los campesinos de Guasca existen formas de representación de la naturaleza que son útiles para cuestionar la dicotomía naturaleza-cultura, que divide a los humanos y a los no humanos en campos ontológicamente distintos. Este dualismo impide establecer continuidades ontológicas entre naturaleza y cultura, y es producido por relaciones y estructuras de dominación y subordinación coloniales, lo cual es problemático porque legitima la desigualdad e imposibilita dar cuenta de cómo la naturaleza y la cultura se coproducen entre sí. Además este dualismo desconoce las complejas relaciones, conexiones e interrelaciones que los seres humanos establecen con su entorno natural o con los no humanos (Del Cairo, 2013; Plumwood, 1993).

Una de las formas en las que se pudo constatar estas representaciones de la naturaleza entre los campesinos de Guasca fue cuando se preguntaba por las implicaciones de la siembra de árboles en los predios de la rbe. Líneas más adelante se elaborará el asunto, pero basta con decir que en buena parte de estos campesinos existe una equiparación entre ciertas formas de naturaleza como la montaña y peligros humanos, no humanos y de salud. El monte no es simplemente una entidad biológica para ellos, sino que, en buena parte, representa peligros para la salud por el frío, las fieras, los ladrones o los guerrilleros –estos sujetos se difuminan con la montaña al acecho para atacar a las personas. En parte de sus opiniones existía una clara y estrecha asociación entre actores humanos y naturales como seres con características compartidas.

Estas representaciones sirven para comprender de qué manera estos campesinos construyen simbologías  del entorno en el que viven y le asignan propiedades particulares en relación con ciertos sujetos humanos. Pese a estas evidencias, como se reconstruye más adelante, la conceptualización de los campesinos desde lo económico sigue teniendo mayor fuerza, lo que se refleja en la poca existencia de trabajos que cuestionen este materialismo y su peso en la política oficial. Sin embargo, el trabajo de campo reveló datos muy dicientes sobre la existencia de representaciones y simbolizaciones de la naturaleza en los grupos campesinos con los que trabajé en Guasca, muy útiles para cuestionar el economicismo en los análisis sobre esta población. Cuando se preguntaba a algunas personas por su opinión frente a la siembra de árboles en los potreros de la RBE, contestaban con argumentos como el siguiente:

 

Eso es lo que se siente porque qué tal que como en el Caquetá, allá se apoderó la guerrilla de todo esas montañas. Como la guerrilla tira es al monte, entonces claro que por aquí se va, se irá, Dios nos favorezca que se vaya convertir en casa de la guerrilla. Porque esa gente tira es al monte. Sí, señor […]. Es que ya estamos en los últimos tiempos. Porque es que en la sagrada biblia está. Ya entonces para los últimos tiempos entonces ya todo se convertirá en bosques y en montañas y ya no habrá ni dónde sembrar ni siquiera una matica de cebolla. En la [biblia] está y palabra de Dios nunca falta. Porque apenas ver ahí monte. Y ahí entonces principian a llegar las fieras, principia a llegar el oso, el león, el tigre. Y lo que dice en la sagrada biblia. No ve que dice que en los últimos tiempos vendrán los animales, las fieras a poseer la casa de los justos. Y los justos irán a poseer la ca[sa], la madriguera de las fieras. En la sagrada biblia está. (Entrevista a una señora en sus setenta años, habitante de Pueblo Viejo,1 2 de septiembre de 2012)

 

Este testimonio sitúa elementos interesantes y muy dicientes sobre la manera en que los campesinos piensan los árboles, la vegetación y los animales, que sirven para cuestionar la dicotomía naturaleza-cultura en las sociedades rurales. Los reparos por la siembra de árboles no solo versan sobre motivos económicos (aspecto que se reconstruirá en el capítulo III), sino que hacen parte de consideraciones religiosas y simbólicas sobre las características del bosque como lugar de las fieras, como escenario peligroso que, si no se detiene su crecimiento, puede derivar en consecuencias para la vivienda de las personas. El final de los tiempos –la crisis ambiental– no vendrá según estos testimonios por cuenta de la destrucción de la naturaleza como comúnmente se piensa, sino, por el contrario, por la invasión que aquella haga a los lugares de habitación de los seres humanos. La naturaleza, entonces, es simbolizada como un factor de caos propio del “final de los tiempos”. La naturaleza es una región de frontera en la que ocurren hechos violentos y es la casa, el lugar de habitación, de peligros humanos como la guerrilla de las FARC