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Medicamentos simples para males graves. Los Casos felices y auténticos de medicina de Domingo Rota como ventana abierta a las artes de curar santafereñas

 

Resumen

“Con todas las cosas creó Dios la medicina, simple y específica; y a la naturaleza, admirable en lo productiva y conservativa, y vio que todo era excelente, bueno”, de esta manera comienzan los Casos felices y auténticos de medicina del relojero, platero y médico Domingo Rota; libro que dio vida a esta investigación. Este ejercicio microhistórico busca esclarecer algunos aspectos claves de la medicina neogranadina de finales del siglo XVIII en Santafé y sus alrededores, a través de la comprensión y estudio de los casos médicos presentados por Domingo Rota en su libro. El texto explora eventos de la vida de este singular personaje, su proceso de aprendizaje del saber médico, el trato que este mantenía con otros practicantes, los contenidos de su libro y la relación que todos estos aspectos establecen con el universo en el que Domingo llevó a cabo su práctica.

Palabras clave: Historia de la medicina, Bogotá, salud pública, medicina social, Domingo Rota.

 

Simple Medicines for Grave Ailments. Casos felices y auténticos de medicina, a book by Domingo Rota and a window on the curative arts in Santafé de Bogotá

 

Abstract

“Along with every other thing that he made, God created medicine, simple and specific, and he created nature, admirably productive and conservative. He saw everything that he had created, and behold, it was very good.” This is the opening line of Casos felices y auténticos de medicina [Authentic and Fortuitous Medical Cases], a book by Domingo Rota, eighteenth century clockmaker, silversmith, and physician in Santafé de Bogotá, Nueva Granada.  In examining the medical cases described by Rota in his book, this microhistorical study brings to light key aspects of medical practices at the end of the eighteenth century in Santafé de Bogotá and its environs. The study explores Rota’s life, his process of acquiring medical knowledge, his relations with other practitioners, the contents of his book, and the relation between all these matters and the social and historical context in which Rota practiced medicine.

Keywords: History of medicine, Bogota, Public health, Social medicine, Domingo Rota.

 

Para citar este libro

Ortega Martínez, María Liliana. (2016). Medicamentos simples para males graves. Los Casos felices y auténticos de medicina de Domingo Rota como ventana abierta a las artes de curar santafereñas. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.

DOI: dx.doi.org/10.12804/op9789587387261

 

 

MEDICAMENTOS SIMPLES PARA MALES GRAVES

Los Casos felices y auténticos
de medicina
de Domingo Rota
como ventana abierta a las artes
de curar santafereñas
(Santafé, 1750-1830)

 

MARÍA LILIANA ORTEGA MARTÍNEZ

Ortega Martínez, María Liliana

Medicamentos simples para males graves: los Casos felices y auténticos de medicina de Domingo Rota como ventana abierta a las artes de curar santafereñas (Santafé, 1750-1830) / María Liliana Ortega Martínez. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, Facultad de Ciencias Humanas, 2016.

172 páginas. – (Colección Opera Prima)

Incluye referencias bibliográficas

 

ISBN: 978-958-738-725-4 (impreso)

ISBN: 978-958-738-726-1 (digital)

DOI: dx.doi.org/10.12804/op9789587387261

 

Medicina - Historia - Bogotá (Colombia) / Salud pública - Historia - Bogotá (Colombia) / Medicina social - Bogotá (Colombia) / Rota, Domingo - Crítica e interpretación  / I. Universidad del Rosario. Facultad de Ciencias Humanas / II. Título / III. Serie.

 

610.9861  SCDD 20

 

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

 

JDA marzo 2 de 2016

 

Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995

 

 

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Colección Opera Prima

 

©  Editorial Universidad del Rosario

©  Universidad del Rosario
Facultad de Ciencias Humanas

©  María Liliana Ortega Martínez

 

 

 

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 Nº 12B-41, oficina 501

Teléfono 297 02 00, ext. 3113

editorial.urosario.edu.co

 

Primera edición: Bogotá D.C., junio de 2016

 

ISBN: 978-958-738-725-4 (impreso)

ISBN: 978-958-738-726-1 (digital)

DOI: dx.doi.org/10.12804/op9789587387261

 

Coordinación editorial:

Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo: Rodrigo Díaz Losada

Diseño de cubierta y diagramación:
Precolombi EU-David Reyes

Desarrollo ePub: Lápiz Blanco S.A.S

Impresión: Digiprint

 

Impreso y hecho en Colombia
Printed and made in Colombia

 

Fecha de evaluación: 3 de noviembre de 2015

Fecha de aceptación: 5 de febrero de 2016

 

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

Autor

 

 

 

María Liliana Ortega Martínez

 

Historiadora del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (2014). Se ha interesado por temas relativos a la historia de la ciencia y específicamente a la historia de la medicina en Colombia, siglos XVII y XVIII. Desde de 2012 hace parte del grupo “Cuerpo, creencia y mundo criminal en la Nueva Granada, siglos XVII-XVIII”, de la Universidad del Rosario. Se ha desempeñado como asistente de investigación en múltiples ocasiones en proyectos relacionados con su área de interés.

Agradecimientos

 

 

 

La vida es demasiado breve y los conocimientos se adquieren muy lentamente como para permitir, incluso al mayor genio, tener una experiencia total de la humanidad. El mundo actual, tanto como la edad de piedra y la egiptología siempre tendrán sus especialistas. A unos como a otros, simplemente se les pide recordar que las investigaciones históricas no padecen de autarquía. Aislado, ningún especialista entenderá nada sino a medias, incluso en su propio campo de estudio.

Marc Bloch. Apología para la historia

 

 

Por esta razón, y en consideración de que esta no es una investigación autárquica, quiero agradecer a Adriana María Alzate Echeverri, quien con sus comentarios y acertadas correcciones fue otorgándole un carácter más claro a este trabajo y estuvo siempre atenta de su desarrollo. A Carolina Galindo que creyó en el proyecto y fue un apoyo importante en sus inicios. A Jorge Augusto Gamboa por estar siempre pendiente. A los profesores Néstor Miranda y Emilio Quevedo por introducirme en este fascinante mundo de la historia de la medicina. Al profesor Stefan Pohl-Valero por sus acertados comentarios y aportes a este documento.

A Juan Sebastián Ariza Martínez por su juiciosa lectura y múltiples correcciones y por el apoyo a lo largo de este proceso. A Rubén Darío Serrato, Lina Margarita Rivera, Daniel Preciado, Diego López, Nicolás Montenegro, colegas y amigos, gracias por la paciencia, la comprensión y el cariño con que siempre estuvieron dispuestos a discutir y aportar nuevas ideas y preguntas a esta investigación.

A mis papás y mis hermanos que se aguantaron mis largas disertaciones, noches en vela y remilgos a lo largo de este proyecto; a ellos por tener la paciencia, el cariño y la dedicación, esta es mi pequeña contribución y forma de retornarles todo lo que me han dado. A Camilo Delgado y a Olga Eugenia Martínez por recibirme en su casa y permitirme establecer en ella un lugar propicio para la escritura. A Alejandro Trujillo, por acompañarme en las dificultades y por impulsarme a ser siempre mejor y a dar cada día un poco más de mí.

A todos: gracias infinitas, sin ustedes estas páginas no podrían ser.

Introducción

 

 

 

“Con todas las cosas crió Dios la medicina, simple y específica; y a la naturaleza, admirable en lo productiva y conservativa, y vio que todo era excelente, bueno”. De esta manera comienzan los Casos felices y auténticos de medicina, que enseñan a curar males graves con simples medicamentos, el libro que le dio vida a esta investigación. Esta tesis es el producto de un fascinante recorrido intelectual que nos llevó del análisis del caso particular del trabajo de un médico empírico neogranadino, a la comprensión de un complejo universo social y político que tuvo gran influencia en el desarrollo del mundo médico de finales del siglo XVIII.

La idea original de este trabajo era realizar una investigación sobre las prácticas que precedieron a la institucionalización del oficio quirúrgico en Santafé de Bogotá, para entender cómo se dio el proceso de su consolidación en la sociedad neogranadina. Sin embargo, cuando empezábamos a explorar lo relacionado con este problema, hallamos en la bibliografía secundaria un caso que resultó llamativo: el del platero, relojero, literato y médico empírico santafereño Domingo Rota (1752-18??), quien escribió un libro titulado Casos felices y auténticos de medicina, que enseñan a curar males graves con simples medicamentos, publicado en 1830.1

Después de revisar los fondos Médicos y Abogados, Miscelánea, Juicios Criminales y Policía del fondo Colonia del Archivo General de la Nación (AGN), junto con los fondos antiguos de la Biblioteca Nacional de Colombia (BNC), apareció una referencia sobre la ubicación de los Casos felices de Rota. La referencia era al documento número 5 del tomo 24 del Fondo Pineda de la BNC.2 Un pequeño libro de setenta páginas se abría entonces como una ventana al mundo médico colonial y constituyó la base de esta investigación, pues presentaba un sinfín de interrogantes y, de alguna manera, parecía retarnos a profundizar en él, a sumergirnos en sus páginas y a desentrañar sus enigmas.

El libro es una colección de casos médicos, donde el autor relata la forma como trató a más de noventa personas de Santafé y sus alrededores a lo largo del siglo XVIII y los primeros años del XIX; e incluye detalles de los remedios que recetó para llevar las curaciones a feliz término. Después de una primera lectura del texto de Rota nos planteamos la siguiente pregunta de investigación: ¿De qué manera se pueden hacer evidentes las complejidades, las tensiones, los diálogos y los debates existentes en el desarrollo de la medicina como saber y como práctica en la Santafé del siglo XVIII, a partir del análisis de los casos presentados por Rota en su libro Casos felices y auténticos de medicina?

Durante el proceso de estudio de la fuente primaria, a nuestra pregunta inicial se le fueron sumando muchos más interrogantes: ¿Cómo accedió Rota a los conocimientos que le permitieron ejercer como médico? ¿Tenía su práctica cierto nivel de éxito que “legitimara” o habilitara su accionar? ¿Cuál era el tipo de consultas que recibía? ¿Es posible saber qué pensaba Rota de otros practicantes de las artes de curar?3 Estas preguntas se encuentran entre muchas otras a las que tratamos de dar respuesta en estas páginas. Sin embargo, algunas quedaron sin resolver, entre ellas: ¿Cuál era la relación de Rota con sus pacientes y con las autoridades médicas de su época? ¿Existieron algunos casos tratados por Rota que no tuvieron un buen resultado? ¿Es posible establecer conexiones entre su práctica y prácticas tradicionales provenientes del conocimiento de indios y africanos? Por ello quedan abiertas como una invitación a profundizar en este tema.

Para poder dar respuesta a las preguntas que hemos mencionado y comprender el universo médico de Santafé a finales del siglo XVIII, tuvimos que recurrir a una serie de fuentes que nos permitieron analizar y comprender de manera más específica el rol que cumplió Rota en el mundo médico en el que vivió. Y justamente para comprender este universo y entender qué se había hecho en relación con el caso de Rota, hicimos el siguiente recorrido por lo que ha sido la historia de la medicina en Colombia.

Para comenzar, es necesario saber que algunas ciencias sociales han tratado de dar cuenta de los procesos más significativos de la práctica médica y se han aproximado a los problemas que las diversas concepciones de la salud y la enfermedad han generado a lo largo de los siglos. Por un lado, la sociología de las profesiones se ha interesado por la comprensión de la medicina como profesión, como oficio, y ha tratado de dar cuenta del oficio del médico, de su función dentro de la sociedad y su relación con el universo social. La antropología médica, por su parte, trata de estudiar la “creación, representación, legitimación y aplicación del conocimiento sobre el cuerpo sano y el cuerpo enfermo”.4 Por otro lado, la historia de la medicina ha hecho importantes aportes a la comprensión de estos problemas y se ha concentrado en reconstruir el desarrollo de la práctica médica, la influencia de sus grandes representantes, sus instituciones de control y enseñanza, entre otras actividades.

La historia de la medicina en Colombia comenzó a ser estudiada desde los últimos años del siglo XIX, y en ese entonces estuvo determinada por el conocimiento que los propios médicos tenían de su ciencia. De esta manera, eran los mismos médicos quienes producían el conocimiento sobre el pasado de esta práctica. Sin embargo, a partir de la institucionalización de la antropología, la sociología y la historia como disciplinas en el país desde de los años 50-60 del siglo XX, el análisis de las problemáticas propias de los saberes médicos ha ido convirtiéndose en problema de investigación de estas ciencias.5

Existió una primera generación de historiadores de la medicina en Colombia conformada en su gran mayoría por médicos, periodistas y abogados, que concentraron sus conocimientos y habilidades en la producción histórica (1884-1972). Este carácter no profesional de los historiadores tuvo repercusiones en la manera cómo era entendido y producido el conocimiento sobre el pasado. En esta corriente se pueden incluir obras como Memorias para la historia de la medicina en Santafé de Bogotá (1884) de Pedro María Ibáñez, La medicina del siglo XVIII en el Nuevo Reino de Granada. De Europa a América a través del filtro español: una gesta y un drama (1972) de Antonio Martínez Zulaica, La medicina en el Nuevo Reino de Granada, durante la conquista y la colonia (1972) de Andrés Soriano Lleras, o De Hipócrates a Pasteur de Guillermo Hernández de Alba y Rafael Briceño.

Si bien los anteriores trabajos no fueron del todo útiles para la construcción de una ‘caja de herramientas’ de análisis, resultaron claves en el momento de reconstruir aspectos de la vida de Rota, pues son más bien una narración anecdótica que un análisis profundo de los acontecimientos o de los procesos. La aparición de Rota y otros practicantes de las artes de curar en estos trabajos pioneros, está limitada a servir principalmente para ilustrar los difíciles años que atravesó la práctica médica en la Nueva Granada y mostrar el atraso de esta disciplina en el territorio con relación a la medicina peninsular.

Es el caso de Memorias para la historia de la medicina en Santafé de Bogotá, en donde el autor hace la siguiente afirmación sobre las presencia de tres practicantes de la medicina en la capital del virreinato:

 

Además de los sujetos que hemos mencionado y que formaban el cuerpo médico de Santafé, existían en la ciudad desde el tiempo de Ezpeleta, tres personajes que se ocupaban en el ejercicio de ciertos ramos de la medicina [el maestro Casalla, la comadre Melchora y Domingo Rota], y cuya historia nos hace conocer el estado de lamentable atraso en que se encontraba dicha ciencia en la capital del Virreinato.6

 

Sin embargo, en Crónicas de Bogotá, el mismo autor va un poco más allá y crea una imagen oscura e iletrada de estos practicantes, para lo cual recurre nuevamente al caso de Rota afirmando que “con indiscreción incalificable cita íntegros los nombres de sus clientes” y que sus ‘méritos’ pueden ser entendidos a través de un poema del poeta antioqueño don Francisco Mejía (Rionegro, 1753-1819) que reza:

 

Fabio se ha metido a médico

Por hacerle vuelta al hambre,

Y a los enfermos que coge,

Les corta el vital estambre.

Sepan las autoridades

Que éste es un negocio serio:

O atajar el paso a Fabio

O agrandar el cementerio.7

 

El calificativo de indiscreto que se le da, así como la frase “y a los enfermos que coge/ les corta el vital estambre”, remite a un personaje ignorante, imprudente y falto de conocimientos. La mayor parte de los otros primeros trabajos de la historia de la medicina en Colombia se limitan a copiar las descripciones de Ibáñez y a incluir algunos pasajes del libro de Rota, sin realizar ningún tipo de análisis sobre la obra o la vida de este personaje; de esta manera, se reproduce la imagen del curandero como un individuo poco conocedor e imprudente en el manejo de los pacientes y en la aplicación de sus escasos conocimientos.

A partir de la revisión y la reflexión sobre estas primeras producciones, los historiadores de finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Colombia comenzaron a replantearse la forma como se aproximaban al pasado y la manera como se entendían algunos de los procesos y personalidades que estaban inscritos en el desarrollo y consolidación de la ciencia médica en Colombia. De esta manera, e influidos por las nuevas formas de hacer historia,8 un grupo de investigadores, ahora provenientes de la sociología, la antropología, la física y la psicología, decidió emprender un proyecto editorial de diez tomos donde se presentara una historia social de las ciencias en Colombia y que permitiera la ampliación de los problemas de estudio y la constitución de una historia sustentada en procesos de larga duración, más que una narración de los acontecimientos. De esta manera, y con el apoyo financiero de Colciencias, se produjo la colección Historia social de la ciencia en Colombia, donde se incluyen reflexiones sobre el desarrollo de la física, la química, la medicina en Colombia, entre otras.9

Este proyecto, que finalmente se recopiló en la colección editorial, pero que incluyó también la puesta en marcha de seminarios y congresos internacionales para el debate en lo referente a las diferentes ciencias, comenzó por iniciativa de Colciencias en 1983 y se extendió hasta la publicación de la colección en 1993.10 Los diversos tomos que lo componen exploran el avance y la consolidación de la historia natural, las ciencias agropecuarias, la física, la química, la medicina, la ingeniería y las ciencias sociales.11 Nos hemos concentrado aquí en el tomo número 7, escrito por el médico e historiador Emilio Quevedo Vélez, donde, por un lado, se hace un breve recorrido por lo que era la medicina neogranadina anterior a las reformas impulsadas por Casa Borbón (reinante en el siglo XVIII) y, por el otro, se analiza la forma como fueron concebidas, impulsadas y recibidas estas reformas.

En el texto de Quevedo, la aproximación al universo médico neogranadino de finales del periodo colonial se hace desde el supuesto de que la sociedad influye directamente en la manera como es vista y entendida la medicina y que las diversas coyunturas políticas y sociales de un determinado momento tienen una injerencia específica en el desarrollo de los procesos científicos. Sin embargo, el libro se concentra principalmente en dos aspectos de la práctica médica: la institución universitaria y los lugares de producción y reproducción del conocimiento médico, que para el caso está determinado por la instauración y el desarrollo de la cátedra de Medicina en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Si bien el texto permite una aproximación mucho más ligada a una historia problema, preocupada cada vez más por el rol social y por la agencia de los individuos en el proceso constructivo de la ciencia, su interés se concentra en la forma como se desarrollan las instituciones del saber médico ­­en un determinado espacio geográfico y temporal. De igual manera, el enfoque propuesto por este proyecto editorial permite acercarse también a una historia que es construida a través de la comprensión de procesos y que no se limita a encadenar hechos aislados.

En tercer lugar, encontramos una historiografía de la medicina más dispuesta al diálogo con otras disciplinas como la antropología médica o la sociología de las profesiones y del conocimiento.12 Es el caso de aportes más recientes como Las epidemias de viruela de 1782 y 1802 en el Virreinato de la Nueva Granada: contribución a un análisis histórico de los procesos de apropiación de modelos culturales, del historiador Renán Silva; los trabajos de la historiadora Adriana María Alzate Echeverri como Suciedad y orden: Reformas sanitarias borbónicas en la Nueva Granada, 1760-1810 o Geografía de la lamentación: institución hospitalaria y sociedad en el Nuevo Reino de Granada, 1760-1810; algunos trabajos de Luz Adriana Maya Restrepo como “Medicina y Botánica africanas en la Nueva Granada, siglo XVII”; o los aportes que han hecho los trabajos de Pilar Gardeta Sabater sobre el protomedicato y los aportes de la reflexión sobre “El problema sanitario del virreinato de Nueva Granada. Cuatro documentos Inéditos, 1790-1800”, entre otras.13

Estos trabajos se acercan a diversas problemáticas del ejercicio, práctica, control y enseñanza de la medicina en los últimos años del periodo colonial y abarcan también las preguntas contemporáneas sobre la salud y la enfermedad de la población. Las perspectivas son diversas, pero se puede afirmar que se caracterizan por estar orientadas por una constante preocupación por el universo social que acompaña a la práctica médica y por incluir herramientas metodológicas, teóricas y conceptuales de otras ciencias sociales como la antropología y la sociología.

A diferencia de lo que conocemos como el paradigma tradicional, estas nuevas maneras de acercarse a la historia de un problema en determinada sociedad, se caracterizan por la reconstrucción sustentada en las diversas fuentes documentales, que no se limitan ahora al documento escrito, sino que incluyen también reflexiones sobre las imágenes, los monumentos, la arquitectura, etc. Encontramos también un interés de estos historiadores por acercarse a la comprensión de las representaciones del cuerpo, de la salud y de la enfermedad, en relación con estructuras de poder y con las prácticas médicas propiamente dichas.14 El análisis de la medicina neogranadina sigue siendo llamativo para historiadores, sociólogos y otros científicos sociales, quienes buscan acercarse a la comprensión de los aspectos que conformaban el universo médico de la vida colonial neogranadina.15

Pero, ¿para qué fue útil la construcción de este balance historiográfico sobre la medicina del periodo? Pues bien, en este no solo encontramos referencias sobre la vida y obra de Rota, sino que sirvió para comprender el universo médico de la época en la que llevó a cabo su ejercicio médico. Sin embargo, para la comprensión de la relación que Rota mantenía con este universo, tuvimos que recurrir a textos que abordaran el problema de las prácticas ilícitas de la medicina, el debate entre medicina oficial y otras formas del arte de curar, el problema de la oferta terapéutica, el rol del paciente en el proceso de su curación, entre otros, con miras a entender cómo se han estudiado estos problemas en la historiografía tanto local como internacional, así como textos que delinearan la vida cotidiana de este periodo.

Para esto recurrimos a trabajos como los del médico e historiador español Enrique Perdiguero Gil, quien analiza de manera sistemática las prácticas a las que la gente de la provincia de Alicante recurría para curarse en el trascurso del siglo XVIII. Es decir, se pregunta por las diversas opciones a las que podían acudir las personas en busca de una cura o un alivio para su enfermedad. Los textos “Protomedicato y curanderismo”, “Con medios humanos y divinos: la lucha contra la enfermedad y la muerte en Alicante en el siglo XVIII”, “El fenómeno del pluralismo asistencial: una realidad por investigar”, tienen todos en común esa pregunta y se concentran en entender cuál era el rol de aquellos practicantes que no estaban, en principio, autorizados para ejercer.16

Estos trabajos resultan claves para pensar en las categorías utilizadas por la historiografía tradicional para describir a aquellos que como Rota ejercían la medicina sin estar autorizados oficialmente para ello. Perdiguero Gil se interesa por la multiplicidad de actores que participan en el universo médico del reino de Aragón a lo largo del siglo XVIII y propone pensar el problema superando la visión que sobre empíricos y curanderos tenían trabajos anteriores y que consistía en exponer a estos practicantes “para mostrar un proceso unilineal de progreso desde la ignorancia y la superstición hasta llegar a la ciencia médica, o en el mejor de los casos como meras curiosidades, sin mucho que aportar a un conocimiento de los grandes hombres”.17

Perdiguero Gil no ha sido el único en explorar lo que pasa al ampliar el universo médico a la complejidad de actores que lo conforman. Los trabajos de María Luz López Terrada exploran también los diferentes recursos médicos a los que tenía acceso la población valenciana del siglo XVII. Los textos “La realidad de la práctica médica: el pluralismo asistencial en la monarquía hispánica (Siglos XVI-XVIII)”, “El pluralismo médico en la Valencia Floral. Un ejemplo de curanderismo”, o “Medical Pluralism in the Iberian Kingdoms: The Control of Extra-Academic Practicioners in Valencia”, son buenos ejemplos de la preocupación por los diversos sistemas médicos que podían llegar a coexistir en un mismo lugar en un periodo de tiempo específico.18