Gracias a Britta Egetemeier por su entusiasmo, a Elke Pose por cubrirme las espaldas, a Thomas Vogt por tantos buenos consejos y a Thorsten Heldmann por todo lo que no son matemáticas.

 

“He cometido el mismo error que los artistas llevan cometiendo desde los tiempos de la antigua Grecia: situar las matemáticas junto a las artes como su sirvienta. Es una posición modesta, honorable y muy necesaria, puesto que la exactitud se halla en la base de todas las artes. Pero las matemáticas son tanto la hermana como la sirvienta de las artes, y están tocadas de la misma locura y el mismo genio. Es algo que hay que saber”.

Marston Morse, Mathematics and the Arts, 1950

Prefacio

 

¿Qué es “hacer matemáticas”?

“Déjenme dar algunos números y hacer algunas cuentas para centrar el debate” es una frase maravillosa de la que todo tertuliano experimentado debería disponer en su arsenal. Mi intención inicial era emplearla como título del libro, pero mi editor se negó con el endeble argumento de que sería demasiado largo. Finalmente, nos pusimos de acuerdo en la versión abreviada que puede encontrar en la portada.

Dar algunos números, ¿y después qué? Después, sencillamente, ahí se quedan.

También podría haber llamado a este libro ¿Qué es hacer matemáticas? Sin embargo, ya existe una obra de Richard Courant y Herbert Robbins con ese título. Algunos asuntos en torno a este libro son dignos de mención, por ejemplo, que Courant escogió ese título algo sensacionalista por recomendación de Thomas Mann. Al margen de que Thomas Mann ya no podía serme de ayuda en la elección del título, tampoco quería escribir un libro de matemáticas clásico, como el de Courant y Robbins, en el que se presentasen las matemáticas; los conceptos, ideas, reflexiones, investigaciones y resultados matemáticos.

Mi libro va de hacer matemáticas, que es algo muy distinto. Pruebe a cambiar matemáticas por el amor: ¿Qué es el amor? ¿Qué es hacer el amor? De esto último tenemos una idea muy concreta, pese a que hacer el amor no es otra cosa que una mala traducción. El libro trata de las personas que se esconden tras los números y de los lugares en los que se hacen matemáticas. Va de la lucha con la precisión, de la tenacidad, los errores y el gusto por los detalles; va de grandes emociones, de los problemas que hacen que esa lucha merezca la pena, de reconocimientos y de premios.

Este libro es un viaje al mundo de los matemáticos. No se trata de un mundo secreto aparte, el mundo de los matemáticos es nuestro mundo. Las matemáticas no son ni mucho menos algo lejano y abstracto que se conoce y se odia en la escuela, sino que delimitan las líneas de fondo y los banderines de córner de un campo de juego por el que todos nos movemos de forma totalmente despreocupada. Un campo que pisamos incluso antes de aprender a contar: uno, dos, tres. ¿Se da cuenta de que las matemáticas nos acompañan desde la primera vez que nos atamos los cordones hasta que no nos queda más remedio que recurrir a una prótesis de rodilla? Hay matemáticas en casa, en la comunicación, en el tráfico y en la predicción del tiempo (sobre todo cuando acierta).

El mundo de los matemáticos tampoco es nada que le deba resultar extraño: hallará en este libro todas las secciones de las que periódicos y revistas se ocupan a diario porque son interesantes: famosos, historia, viajes, política, ciencia y tecnología, un poquito de esoterismo, el tiempo, enrevesados enigmas y una mirada al futuro. Obviamente, a la hora de determinar el enfoque principal, me he guiado un poco por mis propios intereses, predilecciones y aversiones; digamos que he dibujado una imagen de este amplio y fascinante mundo de las matemáticas y del quehacer matemático, tal y como yo lo veo. Mírelo como un viaje a la aventura con un guía turístico personal. ¡Bienvenido a bordo!